Un 27 de julio de 1797 los británicos levaban anclas y se marchaban de las Islas Canarias, tras un frustrado intento de tomar Santa Cruz de Tenerife por parte de las fuerzas del contralmirante Horatio Nelson.
Dentro del marco de la guerra anglo-española de 1796, y con el grueso de la flota española bloqueada en Cádiz por la potente marina de los británicos, bajo el mando del almirante John Jervis, éstos resolvieron tomar las Islas Canarias como base estratégica para sus futuras operaciones en el Atlántico. De este modo Nelson diseñó un plan para poder llevarlo a cabo y Jervis lo aprobó el 14 de julio de 1797.
Para ello Nelson contaba con los navíos Theseus, Culloden y Zealous, de 74 cañones cada uno, y el navío Leander de 50 piezas de artillería; las fragatas Emerald, de 36 cañones, la Seahorse, de 38, la Terpischore, de 32 y la Fox, también de 32 piezas. Igualmente contaba con la bombardera Rayo, apresada a los españoles previamente, y una fuerza de 3.700 hombres para llevar a cabo la invasión de la isla.
Nelson estaba convencido de obtener una fácil victoria, dejando escrito a su esposa que iba "a emprender un pequeño crucero". La estrategia era aproximarse a Santa Cruz de Tenerife con las fragatas, ya que con su menor calado podrían acercarse más a la costa para iniciar el desembarco de los soldados en las lanchas. Cuando los hombres estuvieran en las lanchas se iniciaría el bombardeo de la ciudad y, una vez que llegasen a tierra, éstos, bajo el mando del capitán Troubridge, se encargarían de tomar las baterías de costa españolas.
El comandante de las Canarias era el general Antonio Gutiérrez de Otero el cual, tras la derrota española en el Cabo de San Vicente en febrero de ese mismo año, tenía el convencimiento de que los británicos se lanzarían a la toma de las islas. De esta manera se aprestó a organizar la defensa de la plaza. Colocó en el risco de La Altura, varias decenas de hombres y 4 cañones, para poder bloquear el avance de un hipotético desembarco en la playa de Valleseco. También reforzó las baterías del castillo de Paso Alto y ordenó formar las milicias de la ciudad.
La noche del 21 de julio los británicos eran avistados por los defensores españoles. Durante la madrugada del 22 unos 1.000 soldados en más de 20 lanchas de desembarco se aproximaban a la costa para desembarcar en Valleseco. Los españoles se percataron de este movimiento y desde el castillo comenzaron a descargar su artillería. El potente fuego y las corrientes adversas hicieron que Nelson descartase continuar la acción y ordenase el regreso a los buques.
El segundo intento de desembarcar se producía alrededor de las 10 de la mañana del 22 de julio. Esta vez lograrían su objetivo, con muchas más dificultadas de las esperadas, tomando tierra en la zona del Bufadero. Los ingleses, más de 900, comenzaron la ascensión del monte Ramonal, para desde allí dirigirse al sur y tomar el castillo de Paso Alto, pero la artillería del risco de La Altura frenó en seco el avance del enemigo. Ahora los británicos se encontraban paralizados en el Ramonal, soportando el fuego español y el sofocante calor al que se sumaba la escasez de agua. La situación era insostenible por lo que Nelson, a bordo del "Theseus", ordenaba por segunda vez suspender las acciones.
La mañana del día 23 Nelson realizó un movimiento de diversión hacia Candelaria, pero Gutiérrez de Otero no cayó en la trampa y reagrupó sus fuerzas en Santa Cruz, reforzando el castillo de San Cristóbal, en pleno centro de la villa, y preparando a conciencia su defensa. Nelson, ansioso de obtener la victoria y mantener intacto su honor, decidió dirigir personalmente uno de los 6 destacamentos que desembarcarían en el puerto principal de Santa Cruz.
El día 24, bien entrada la tarde, Nelson ordenó bombardear el castillo de Paso Alto, con la creencia de que los españoles interpretarían que el desembarco volvería a realizarse en el Bufadero, pero nuevamente el general español no mordió el anzuelo del contralmirante inglés, y reforzó las posiciones en el centro de la villa y el puerto. Unos 1.000 soldados británicos subían a las lanchas sobre las 10 de la noche, y como fuerza de escolta, la "Fox" les acompañaba.
En la madrugada del día 25 los botes ingleses eran desperdigados por las fuertes corrientes y la oscuridad de la noche. Tan solo 6 lanchas lograron llegar hasta el muelle principal, el resto desembarcó a medio kilómetro al sur del objetivo, en la playa de las Carnicerías. Los españoles comenzaron la defensa con una feroz descarga de las baterías de las fortalezas. La batería del castillo de Paso Alto alcanzó a la "Fox" con un certero disparo que hizo que se hundiera en cuestión de minutos, causando la muerte del teniente Gibson, capitán del buque, y un centenar de hombres.
A su vez, las fuerzas inglesas que habían desembarcado en el muelle, eran detenidas por las milicias en la plaza. Nelson, a bordo aún de uno de los botes, debió pensar, con evidente consternación, lo equivocado que había estado al subestimar la defensa española, cuando un disparo del cañón "Tigre" le destrozó el brazo. El teniente Nisbet debió hacerle un torniquete y ponerlo a salvo a bordo del "Theseus". Cuentan que Nelson le confesó a Nisbet que era hombre muerto, dada la gravedad de las heridas.
Mientras tanto, en la playa de las Carnicerías, las tropas británicas de Troubridge eran detenidas por el Batallón de Infantería de Canarias. El capitán inglés decidió dirigirse contra la plaza principal, frente al castillo de San Cristóbal. Allí la milicia local y los soldados de la Bandera de Cuba causaron estragos entre las fuerzas enemigas, por lo que Troubridge debió flanquearlas y tratar de asaltar el castillo por la retaguardia. Una inesperada carga de apenas 60 soldados españoles, bastó para poner en fuga al contingente del capitán inglés, que huyó buscando refugio en el convento de Santo Domingo.
La captura de varios soldados ingleses hizo posible conocer el paradero de las fuerzas de Troubridge, quien sería inmediatamente cercado por los españoles. Mientras esto sucedía, los destacamentos de Gutiérrez de Otero barrían la ciudad combatiendo calle por calle y eliminando cualquier foco de resistencia británica. Por su parte Nelson aún mandaría 15 botes más a desembarcar en el puerto a primera hora de la mañana del día 26, pero el eficaz fuego de la artillería española pondría fuera de combate varios botes, dejando más de 100 muertos y al resto regresando a sus buques de origen.
A las 6:30 de la mañana Troubridge y el capitán Hood decidieron presentar la rendición de las tropas que estaban en la isla, con la condición de que se les ofrecieran honores de guerra. Gutiérrez de Otero aceptó. Nelson agradeció por carta el trato dispensado a sus hombres por parte de los españoles, y, tras el intercambio de diversos presentes entre los distintos comandantes, el 27 de julio los británicos abandonaban las aguas canarias con el compromiso escrito de no volver a atacar las islas.
El fracaso de la misión de Nelson fue estrepitoso, dejando 349 muertos y 451 prisioneros, así como la pérdida de la fragata "Fox" y graves daños en diversos de sus buques. Los españoles contaron 24 muertos y 40 heridos.
Nelson herido |
Cañón "Tigre" |
Antonio Gutiérrez de Otero |
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