Cristóbal Lechuga es considerado por muchos como uno de los padres de la artillería española, un ingeniero militar de inmenso talento y que, como tantos otros españoles, logró a base de esfuerzo y valor pasar de simple soldado a sargento mayor y teniente general de artillería en Flandes, ganándose así la admiración de sus mandos, compañeros e incluso enemigos.
Cristóbal nació en el seno de una familia humilde en la localidad jienense de Baeza, entre el segundo semestre de 1556 y el primero de 1557. Hijo de Rodrigo Gutiérrez Lechuga y de Francisca García, poco se conoce de sus años de infancia por tierras baezanas, pero es probable que antes de cumplir 18 años se enrolase en las filas del Tercio de Sancho Dávila, comenzando su carrera militar sobre 1574 en los combates de Mook, donde los españoles acabaron con 3.000 holandeses, incluyendo a los hermanos Luis y Enrique de Nassau.
Los soldados de Dávila estuvieron en la defensa de la ciudadela de Amberes resistiendo hasta la llegada del socorro español. Con la llegada de Juan de Austria a los Países Bajos, Dávila regresó a España, y no se sabe qué pudo ser de Lechuga. Lo cierto es que es en 1585 cuando se tienen ya noticias ciertas del militar baezano, el cual se une al Tercio de Francisco de Bobadilla, que era el de Zamora, siendo nombrado sargento mayor del mismo. Llevaba ya más de una década de servicio a España y su rey cuando Lechuga, junto al resto de los hombres de Bobadilla, marcharon hacia Flandes siguiendo la ruta del Camino Español. A su llegada las distintas compañías del Tercio fueron diseminadas por las distintas plazas que aseguraban la frontera con los protestantes.