El 12 septiembre de 1631, en las aguas de la costa de Pernambuco, la escuadra española de Antonio de Oquendo derrotó a una flota holandesa que estaba bajo el mando de Adrian Jansz Pater, tras más de 7 horas de duros combates.
En el marco de la Guerra de los 30 años, los holandeses habían tomado los puertos de Olinda y Pernambuco en febrero de 1630, como parte de su estrategia de debilitar a España atacando en sus provincias de ultramar. Pusieron en tierra 6.000 infantes que avanzaron hacia la villa de Arrecife, que fue incendiada por el gobernador, Matías de Alburquerque, quien, ante la imposibilidad de plantar cara al enemigo en campo abierto, dado lo exiguo de sus tropas, se dedicó a emboscarles y hostigarles hasta el punto de que los holandeses se vieron obligados a aprovisionarse por mar. En mayo de 1631 tomaba el mando aquellas plazas el almirante Adrian Jansz Pater, sustituyendo al almirante Lock, que regresaba con la mayor parte de su flota para Holanda.
El 5 de mayo de 1631, con 54 años y una vida llena de victorias en el mar, Antonio de Oquendo y Zandátegui, natural de San Sebastián y por aquel entonces almirante general de la Armada del Océano, cargo alcanzado por ilustres marinos como Juan de Lezcano, López de Legazpi, Juan de Austria o Álvaro de Bazán, zarpó desde Lisboa rumbo a las colonias brasileñas de Pernambuco y de Bahía de todos los Santos, capitaneando una flota que debía llevar tropas para poner fin a aquella invasión.
La flota de Oquendo, con Francisco de Vallecilla de segundo, se componía de los siguientes navíos: el "Santiago", nave capitana de 900 toneladas, 44 cañones y 460 hombres; el "San Antonio", nave almiranta de 700 toneladas y 28 cañones; la "Capitana de Cuatro Villas", de 700 toneladas y 28 cañones. Además estaban la "Capitana de Masibradi" y la "Almiranta de Masibradi", ambas de 600 toneladas cada una y 30 y 26 cañones respectivamente; el "San Buenaventura", de 22 piezas; el "San Martín", de 18; el "San Pedro, de 20 cañones; el "San Bartolomé", de 18; el "San Carlos", de 24; el "San Blas", el "San Francisco" y el "Ángel Gabriel", de 20 cañones cada uno, y 3 pataches. A los buques españoles se le unían 10 portugueses, destacándose el "San Jorge", navío de 430 toneladas y 28 cañones. En total llevaba Oquendo para Brasil 26 barcos y 3.000 soldados bajo el mando del conde de Bayolo.
Los buques de Oquendo eran de los más pequeños de la flota, y la mayoría de sus cañones iban del calibre 24 hasta el 8. Al menos contaba para aquella difícil empresa con su nuevo galeón, el "Santiago". 68 días tardaron en hacer el trayecto hasta Bahía de todos los Santos, descargando hombres y pertrechos destinados a reforzar la guarnición de dicha plaza. El 3 de septiembre Oquendo se hizo de nuevo a la mar con 20 buques de guerra y 36 naves de transporte de pertrechos y bagajes, y se dirigió a socorrer Pernambuco. Los holandeses estaban al tanto de los movimientos de la flota española, y también sabían que Oquendo no llevaba más que 8 galeones capaces de plantar cara seriamente.
Pater, en un acto quién sabe si de osadía, temeridad o gallardía, solo escogió para el combate 16 de sus mejores buques, de los 33 de los que disponía en total. Cargó en ellos 1.500 soldados de refuerzo. La capitana holandesa, "Prins Willem", era de 1.000 toneladas y 48 cañones, mientras que la almiranta, la "Geunieerde Provintien", de 900 toneladas, llevaba 50 cañones. Todos los buques holandeses gastaban artillería del calibre 48 a 12. Pater dio orden de parapetar las gavias de sus buques a prueba de mosquetes, y mandó atacar de 2 a 2 a los galeones españoles, partiendo de Arrecife el 18 de agosto para interceptar a los españoles y hacerse con sus buques.
Los españoles descubrieron a la flota holandesa a la mañana del día 12 de septiembre. La carabela donde iba el conde de Bayolo se aproximó a la capitana de Oquendo. El general de la infantería instó al capitán a reforzar los galeones con sus hombres, a lo que el donostiarra le espetó señalando hacia las velas enemigas: "¡Son poca ropa!". Mandó entonces Oquendo mantener a los infantes en sus buques, ya que la misión que tenían era la de socorrer Pernambuco, quedando éstas a sotavento de los buques de guerra y dirigiéndose hacia la costa.
A las 8 de la mañana los españoles formaron la línea de batalla a 18 grados latitud sur y a 240 millas al este de Los Abrojos. Los holandeses venían de popa formando en dos líneas y a barlovento de los españoles, que se desplegaron en arco. La capitana holandesa se lanzó a por el buque insignia de Oquendo, metiéndole el bauprés en la popa, pero en una hábil maniobra del genera español consiguió engancharse con el buque de Pater, de tal forma que la "Santiago" quedase a barlovento, cegando a los holandeses con el humo procedente de las descargas de la artillería.
Acto seguido saltó el capitán Juan Costillo a la capitana enemiga para aferrar una cuerda al palo de mesana. Tras conseguirlo, fue herido de muerte por una arcabuz. Sin poder desasirse, el "Prins Willem" sufrió el fuego de la artillería de la capitana española, acudiendo en seguida a su banda libre un nuevo buque holandés. Oquendo no tardó en recibir el apoyo de su flota; un buque portugués enfiló por la proa del enemigo. Los buques holandeses eran más altos de borda, por lo que el fuego de su mosquetería causó estragos a los españoles y portugueses, pero no consiguió batir su resistencia.
Antes de vérselas ambas capitanas, las almirantas ya habían cruzado fuego. Francisco de Vallecilla llevaba como refuerzo a la "San Buenaventura". Pronto estaban ambas naves españoles envueltas en un duro combate con otras dos holandesas. El "San Antonio" estaba muy batido y tenía varias vías de agua y diversos incendios. Vallecilla recibió dos mosquetazos y murió poco antes de que su buque se fuera a pique. No corrió mejor suerte el "Provincie Utrech", que se hundió al poco, dejando sola a su almiranta. Ésta, bajo el mando de Thys, resultó muy dañada pero pudo rendir al "San Buenaventura", cuyo capitán, Alonso de Alarcón, resultó muerto.
Los combates se seguían sucediendo entre ambas capitanas y sus buques de ayuda. El galeoncete portugués del capitán Cosme do Couto, el "Nossa Senhora dos Prazeres", había entrado en acción situándose entre la "Prins Willem" y el "Walcheren", buque de 34 cañones, recibiendo tal cantidad de descargas que acabó hundiéndose. Eran las 4 de la tarde y aún estaba la batalla indecisa, con el resto de buques a tiro de cañón sin entrar al abordaje. En ese momento, cuando empezaba a caer el sol y se pensaba en retirarse, un cañonazo desde la proa del "Santiago" alcanzó la santabárbara de la capitana holandesa. Oquendo mandó entonces concentrar el fuego de mosquete y arcabuz en esa posición y evitar que los holandeses apagasen el fuego.
No tardó en empezar a irse a pique la capitana holandesa, muriendo la mayor parte de su tripulación, incluyendo a Pater que saltó por la borda y se ahogó. La providencial intervención del capitán Juan de Prado, que con su buque "Almiranta de Masibradi", logró dar remolque por la popa a la capitana española, salvaron a Oquendo de irse al fondo con su homóloga holandesa tras saltar por los aires. Antes de que esto ocurriera, el general había tenido tiempo de coger el estandarte de Holanda que ondeaba en la "Prins Willem". Viendo esto, el almirante Thys ordenó a su flota abandonar el combate.
El resultado para los holandeses, a priori muy superiores, fue la pérdida de 3 de sus mayores galeones, incluidos su buque insignia y su general, y de casi 2.000 muertos. Los españoles perdieron 2 galeones, uno de ellos hundido y el otro apresado, contando 585 muertos y 201 heridos entre sus filas. Para mayor satisfacción española, el galeón apresado, el "San Buenaventura", no pudo ser finalmente remolcado, pues sufría graves daños, y los españoles capturados, 196 en total, pudieron hacerse con la carabela en que iban presos, y poner rumbo hacia la flota española, reuniéndose felizmente con ella.
Siguieron los españoles hacia Pernambuco cuando el día 17 volvieron a encontrarse ambas escuadras. Oquendo quiso plantar batalla, pero Thys no quería ya cuentas con los españoles. Sola la "Capitana de Cuatro de Villas", bajo el mando de Lázaro de Eguiguren, que había quedado como almirante tras la muerte de Vallecilla, se enzarzó en un fuego cruzado con dos buques holandeses, poniéndoles en fuga nuevamente. De esta manera la escuadra de Oquendo pudo llegar a puerto y desembarcar las tropas, tal y cómo tenía ordenado, cumpliendo así la misión de manera brillante.
La llegada de tropas de refuerzo fue clave para detener el avance holandés en la zona, teniendo que retirarse éstos de Olinda, viéndose recluidos ya en Arrecife. Oquendo embarcó un valioso cargamento de azúcar y regresó con su flota hacia la península, entrando en Lisboa el 21 de noviembre, donde recibió grandes felicitaciones y agradecimientos, incluyendo las de su tierra natal, Guipúzcoa.
Detalle de la batalla de los Abrojos |
Batalla de los Abrojos o de Pernambuco |
Antonio de Oquendo |
Estatua de Oquendo en San Sebastián |
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