En enero de 1636 las tropas franco-saboyanas iniciaron una serie de ataques contra los territorios del Estado de Milán y de su aliado ducado de Módena, que obligaron al nuevo gobernador, el marqués de Leganés, a movilizar el Ejército de Lombardía y acabar de este modo con la incursión enemiga en junio de ese mismo año.
El 24 de septiembre de 1635 había sido nombrado Diego Mexía de Guzmán, marqués de Leganés, nuevo gobernador del Estado de Milán, zarpando de Barcelona el 27 de octubre, y llegando a Milán el día 9 de noviembre. Inmediatamente se puso al frente de sus fuerzas, que sumaban en aquel momento unos 35.000 hombres, de los que 15.000 eran españoles, según consta en las Cartas de algunos padres de la compañía de Jesús sobre los sucesos de la Monarquía. Años 1634 a 1648. El ejército de Lombardía, con su maestre de campo general Carlos Coloma, acababa de repeler con éxito una incursión de las fuerzas francesas y sus aliados, el duque de Saboya y el de Parma, contra la plaza de Valenza del Po, una plaza fotificada a orillas del río Po, a poca distancia al norte de Alessandria, y a medio camino entre Turín y Milán.
Recién llegado el marqués con su séquito, entre los que destacaban su secretario personal, Domingo de Urquizu, y su confesor y asesor en materia de artillería y fortificaciones, el jesuita Francesco Antonio de Camassa, se dispuso a fortificar y provisionar las plazas de Lombardía con la máxima urgencia. De igual modo el 16 de noviembre el marqués nombró gobernador de las armas del estado al marqués de Torrecuso, veterano maestre de campo que destacó en la Batalla de Nördlingen. La principal medida que adoptó el marqués de Leganés fue concentrar las tropas en Mortara, plaza fronteriza con el Monferrato, a poco más de 60 kilómetros al suroeste de la ciudad de Milán. Las tropas francesas habían cruzado el río Sesia y se habían dirigido a Candia, plaza del Estado de Milán.
Torrecuso llevaba órdenes de controlar los pasos sobre el río Agogna, que recorría de norte a sur el estado. De esta forma ambas fuerzas pasaron el invierno sin más movimientos que pequeñas acciones de saqueo y escaramuzas. Pero la llegada del nuevo año iba a cambiar las cosas, ya que los franceses planificaban concentrar sus esfuerzos bélicos en Italia, con la ayuda del duque de Saboya. Además los franceses fletaron una armada compuesta por 84 buques, entre los que destacaban 12 galeras y 40 bajeles, con los que interceptar las ayudas que desde España pudieran llegar. En el terreno diplomático España se aseguró el apoyo del ducado de Módena y de Florencia, y siguieron con las presiones sobre Víctor Amadeo, duque de Saboya, para que éste cambiara de bando.
Pero las fuerzas franco-saboyanas del marqués de Villa avanzaron por el sur del Estado de Milán y atacaron las posesiones del ducado de Módena, obligando al marqués de Leganés a proteger a su aliado. Dio órdenes de partir de manera inmediata a Juan Vázquez Coronado, al frente de 2.000 infantes y 800 caballos españoles, el cual se dirigió hacia Casalmaggiore, y cruzó el río Po por la villa de Brescello. De igual modo envió al maestre Carlo della Gata dirigirse con su tercio de napolitanos y varias compañías de infantes españoles y alemanes, junto a varias de caballos, invadir el ducado de Parma y tomar la plaza de Castel de San Giovani, a unos 25 kilómetros al oeste de Piacenza. De esta forma pretendía evitar el marqués de Leganés que las tropas franco-saboyanas se unieran a las parmesanas.
Este movimiento de diversión se completó no sin esfuerzo, ya que las tropas hispanas libraron un duro combate en las cercanías de Piacenza en el que el marqués de Caracena resultó herido de un mosquetazo. Se logró tomar Castel San Giovanni y diversas plazas del ducado de Parma, con la ayuda de las tropas de Módena, por lo que el duque de Saboya y el señor de Crequi resolvieron penetrar en el Estado de Milán con 9.000 infantes, 1.500 caballos y 4 cañones por Vercelli. Tomaron la villa de Palestro y luego la de Confienza, entre Novara y Mortara, cuyo castillo se encontraba defendido por apenas 30 infantes de las tropas del Gran Duque de Toscana.
Continuó el avance franco-saboyano hacia el este. Esta vez era la villa de Vespolate la que caía, por lo que Leganés, temiendo que la penetración enemiga lograra cruzar el río Tesino, ordenó a Gerardo Gambacorta, general de la caballería de Nápoles, que regresase de inmediato de Castel San Giovani y se reuniese con él en Abbiategrasso. Ambas fuerzas se juntaron allí el 23 de febrero de 1636. Gambacorta llevaba, además de la caballería napolitana, dos regimientos de alemanes y, junto a las tropas que llevaba el marqués, se dirigieron a la ciudad de Vigevano, en la margen occidental del río Tesino, ya que creían, no sin razón, que los franco-saboyanos seguirían avanzando hacia el este y cruzarían el Tesino por aquella plaza.
El 27 de febrero el ejército de Leganés llegó a Vigevano, donde se le unió el regimiento de infantes alemanes de Gaspar Lenner, el resto del Ejército de Lombardía y el tren de artillería procedente de Pavía. Por esas fechas algunas tropas francesas se habían adelantado al resto de su ejército y habían saqueado la pequeña población de Cilavegna, al norte de Mortara y a un día de distancia al oeste de Vigevano. El marqués se desvivió esa tarde por tener preparado su ejército para partir al día siguiente. De este modo el 28 salían las fuerzas hispanas de Vigevano tomando el camino hacia Novara, a unos 30 kilómetros al noroeste.
Milanesado |
El marqués de Leganés contaba con un total de 6.000 infantes y 2.000 caballos, además de todo el tren de artillería que había llegado desde Pavía. En la vanguardia del ejército marchaban 11 compañías de caballos bajo el mando de Gambacorta, escoltadas por dos mangas de mosqueteros españoles de los tercios del marqués de Mortara y de Martín de Aragón. En el centro marchaba el grueso de la fuerza, con el Regimiento de Dragones de Juan López Girón, los tercios de Mortara, Juan de Garay, y de Martín de Aragón, más los dos regimientos alemanes que había traído Gambacorta desde Castel San Giovanni, y la artillería. Cerrando la formación iban cinco compañías del Tercio del Gran Duque de Toscana que mandaba el marqués de Monti, así como el tercio de napolitanos de Lucio Boncapianola y el resto de la caballería.
Dejando al este el Tesino avanzaron hacia el norte e hicieron noche en Cerano, a mitad de camino a Novara. Ahí tuvo noticias el marqués de que los franceses se encontraban cerca, por lo que ordenó a Gambacorta buscarles con parte de la fuerza. El general de caballería partió con las compañías de infantería de los capitanes Álvaro de Quiñones, Pedro Pozo, Fernando Heredia, la de arcabuceros a caballo de Mañardo y los hombres del teniente Juan de Palacios. Pronto encontró a los franceses, una fuerza de más de 1.000 caballos y unos 150 mosqueteros, y sin pensárselo dos veces corrió a cargar sobre ellos.
Gambacorta formó dos escuadrones de caballos, yendo él al frente del ataque con su compañía de corazas y con otra compañía de lanzas, mientras que el segundo escuadrón, mandado por el conde Fabricio Marian, llevaba las compañías de Marian, Geri della Rena, Gonzalo de Olivera, Juan de Lemos y Pedro Pardo. Los mosqueteros de las compañías de infantería española se encargaron de abrir fuego sobre los coraceros franceses, desordenando completamente su formación, algo que aprovechó Gambacorta para penetrar en sus filas y causarles grandes bajas. Los franceses pronto se vieron superados y emprendieron la huida, siendo perseguidos durante unos tres kilómetros hasta que Gambacorta intuyó una posible emboscada enemiga, dando orden de regresar con el grueso del ejército a Cerano.
Los franceses lamentaron en aquella escaramuza más de dos centenares de bajas, entre muertos y heridos, así como decenas de prisioneros, que corroboraron las sospechas de Gambacorta con respecto a la emboscada que los franceses le tenían preparada. De igual modo confirmaron la presencia del señor de Crequi en aquel lugar, llegando a estar presente en la retaguardia en los primeros combates de aquella jornada aunque poco después, viendo rota su formación, emprendió la huida acompañado por su guardia personal. El ataque fue muy productivo para los intereses españoles, ya que buena parte de los enemigos caídos eran de lo más granado de la caballería saboyana y francesa.
El 29 de febrero el marqués de Leganés llegó a Novara, donde ubicó su cuartel general, mientras los franceses retrocedieron hasta Palestro. Gambacorta recibió órdenes de acometer a las fuerzas franco-saboyanas, y se adelantó al resto del ejército llevando consigo la caballería del estado, la compañías de caballos del conde de Moncastel, el regimiento de caballos del conde de Slique, y algo más de 1.000 mosqueteros bajo el mando de Juan de Castro. Iba seguido de las fuerzas que mandaba Felipe Spínola, II marqués de los Balbases, y partieron de Novara antes del amanecer del 1 de marzo, con la intención de caer sobre el enemigo al día siguiente.
El día 2 se plantaron ante la ciudad, pero el enemigo había partido hacia el oeste y había cruzado el río Sesia aprovechando la noche. El duque de Saboya tenía planeado reunir el máximo número de tropas posibles e intentar una nueva incursión sobre Milán. Para ello mandó reunir los ejércitos del duque de Parma y del marqués de Villa junto a los suyos, y marchar hacia el norte, hasta el Lago Maggiore, para, junto a las fuerzas del señor de Crequi que estaban concentradas en el norte, ocupar la ciudad de Arona, a unos 70 kilómetros al noroeste de Milán. De igual modo el duque pretendía que se le unieran las tropas del duque de Rohan, las cuales debían llegar a través de la Valtelina.
Los meses de abril y mayo los pasaron las fuerzas franco-saboyanas reuniendo gente para acometer el Estado de Milán desde el norte. Los espías del marqués de Leganés informaron de que el señor de Crequi había ocupado la villa de Oleggio y había pasado desde ahí el río Tesino a mediados de junio, por lo que el gobernador dio orden de partir inmediatamente. Se hallaba el marqués con parte de sus fuerzas en la plaza de Tortona, a poca distancia de Alessandria, por lo que no perdió un segundo y emprendió camino hacia el norte, avanzando por la ribera oriental del río, y llegando a las inmediaciones de Tornavento el 21 de ese mes, donde se reunió con las fuerzas de Gambacorta que ya estaba sobre aviso.
Leganés quería evitar a toda costa que las fuerzas del duque de Saboya y del señor de Crequi convergieran y con las primeras luces del día 22 tenía a su ejército dispuesto y en formación. Contaba el gobernador de Milán con algo más de 6.000 infantes y 4.500 caballos, y dispuso su ejército formando dos bloques en vanguardia y otro más en la reserva. En el extremo derecho, ocupando el lugar como era habitual, los tercios de españoles del marqués de Caracena, del de Mortara, el de Nápoles y el de Lombardía, acompañados del tercio de napolitanos de Carlo della Gata y del de Cesare Borromeo, y con la caballería del estado de Gerardo Gambacorta. Al frente de esta fuerza se puso el propio marqués de Leganés, asistido por Felipe Spínola y por Francisco de Melo
A su izquierda se situaban los regimientos de alemanes de Gaspar Lenner y Gaspare Visconti, acompañados de diversas compañías de infantes italianos y de varias cornetas de caballería alemana. Y en la reserva se quedó el grueso de la caballería hispana, así como su fuerza de dragones. La estrechez del terreno iba a dificultar en exceso los movimientos de las tropas, pero también jugaría a favor del ejército del marqués de Leganés, inferior en número, de tal forma que imposibilitaría un envolvimiento por parte de las fuerzas enemigas.
Batalla de Tornavento. |
El ejército del señor de Crequi quedaba justo frente a la posición de la derecha española. Contaba nada menos que con 14.000 infantes, a las que había que sumar las fuerzas del duque de Saboya que durante la contienda fueron pasando el río Tesino. Crequi ocupó el centro de su formación, con los regimientos franceses de Henrichemont, Roquefeuille y Sault, más seis escuadrones de caballería. A su izquierda, en la villa de Dogana Vecchia, que cubre el cruce del río desde Oleggio, se situaron el Regimiento de Infantería de Lyon, tres escuadrones de caballos, así como varias compañías de gendarmes y de dragones, reforzados por los regimientos saboyanos de los condes de Marolles y Cheynex. En su ala derecha, cerrando sobre la propia villa de Tornavento, situó a los Regimientos de Florinville y Pierregourde, junto a varias compañías de gendarmes y caballos.
El día era soleado y caluroso, así que Leganés resolvió comenzar los combates lo antes posible. A las 8 de la mañana una avanzadilla de mosquetes del Tercio de Nápoles rompió las hostilidades abriendo una brecha en la formación francesa del Regimiento de Lyon por la que se colaron los escuadrones de picas españolas e italianas, seguidos por los alemanes. De esta forma las fuerzas hispanas tomaron un molino que servía de fortificación en la orilla del Tesino. Avanzó con más retraso el ala izquierda española, chocando frente a los regimientos de franceses de Florinville, pero ganando poco a poco terreno y haciendo retroceder las posiciones enemigas.
Los combates se siguieron sucediendo, con los infantes españoles e italianos empujando hacia el Tesino a un enemigo muy superior en número. Tras numerosas horas, las agotadas tropas hispanas, que apenas disponían de hombres de refresco, empezaron a flaquear, momento en que las frescas tropas del duque de Saboya, cuya vanguardia había completado el cruce del río con todas sus tropas, aprovecharon para cargar. La estrechez del campo de batalla jugó un papel fundamental, ya que la caballería hispana pudo romper los escuadrones saboyanos. En la Relación del combate del exército se Su Magestad, con los de Francia y Saboya, en 22 de Junio 1636, se detalla cómo el marqués de Leganés combatió en primera línea. "No podían creer los cabos franzeses que en las lanzas andubiesse el marqués, por quam empeñadas estavan, andando quinze horas continuas en el ardor del sol y entre granizo de balas, ordenando como general".
Para evitar que el duque de Saboya completase el cruce del río se adelantó Gambacorta con parte de su tropa acometiendo sobre los franceses que protegían el foso que daba acceso a los pontones sobre el Tesino. Gambacorta, el veterano general y uno de los héroes de Nördlingen, moría peleando en primera línea tras recibir dos mosquetazos. El pesar entre la tropa hispana fue enorme. La noche había caído sobre Tornavento y la artillería de ambos ejércitos se batía fieramente, al igual que los infantes y caballos. Al marqués de Leganés le preocupaba la situación de su caballería, ya que no había forrajes y el acceso al agua era muy complicado, por lo que decidió que lo más prudente y lo que más convenía a sus intereses era una retirada táctica.
De esta forma Leganés ordenó a Martín de Aragón, general de artillería del Estado de Milán, el repliegue de su ejército. El propio marqués describía este repliegue como "la mejor retirada que en nuestros tiempos se ha visto", logrando poner a salvo a los hombres, las armas, el bagaje y la artillería. La fuerza hispana se dirigió a Abbiategrasso, Viagrassa como lo conocían los españoles de aquella época. Más de 14 horas habían durado aquellos combates, recordando a épicas batallas como las de Rávena o Pavía en el siglo pasado. Ya en Abbiategrasso se pasó muestra al ejército concluyendo que habían resultado muertos más de 200 hombres y que la cifra de heridos ascendía a 600, aunque la muerte de Gambacorta turbó el ánimo del marqués y los suyos.
Por su parte, el ejército franco-saboyano optó por no perseguir a las fuerzas hispanas, conscientes de los peligros de adentrarse en Lombardía, más aún cuando sus hombres estaban extenuados y sus bajas, según las crónicas de la época, ascendían a 3.000, incluyendo 35 capitanes y 4 maestres de campo muertos, y al duque de Saboya herido en una pierna por un mosquetazo. Creyendo Leganés que Crequi seguiría avanzando, ordenó a Melo que se adelantase con parte de los hombres a Milán, para reforzar la ciudad y el castillo, cuya defensa había sido encargada al canciller Antonio Ronquillo.
Pero lo cierto es que Crequi decidió cruzar el Tesino y volver a sus posiciones originales en el Lago Maggiore, abandonando toda idea de invadir Lombardía por ese año. Por su parte, el duque de Saboya regresó a sus bases en Turín, algo que aprovechó el marqués de Leganés para internarse en el Piamonte y saquear varias plazas, llegando hasta Gattinara, para poco después volver a Lombardía y prepararse para acometer sus siguiente empresa.
Bibliografía:
-El gobierno militar en los ejércitos de Felipe IV. El marqués de Leganés (Francisco Arroyo Martín)
-Con Balas de Plata I. 1631.1640 (Antonio Gómez)
Batalla de Tornavento, por Giovanni Antonio Molineri |
Marqués de Leganés, por Gaspar Crayer |
Gerardo Gambacorta |
Charles de Blanchefort, señor de Crequi |
Que ganas tenía de leer este post, en lo referente a la batalla de Tornavento, lo cierto es que como Seneffe uno y otro bando se adjudica la victoria, pero teniendo en cuenta que de no ser por que intervienen los saboyanos y los españoles no disponían de forraje para los caballos ni agua, el cuerpo de ejército francés habría sido destruido, de hecho le conquistaron toda la línea de fortificaciones exteriores y el cuartel de Tornavento.
ResponderEliminarEn el libro de Gregory Hanlon "1636 cementery of armies", si que he visto que en los despachos de Leganés menciona 1.300 muertos y otros 200 oficiales, mientras que un francés estima en 1.200 muertos y 110 oficiales los del ejército franco-saboyano.
Buenas. Pues sí, fue una batalla en la que ambos bandos reclamaron la victoria, si bien es cierto que estratégicamente el triunfo correspondió a los españoles, ya que rechazaron la invasión de Lombardía y además pasarían a la ofensiva, invadiendo el Piamonte y Parma.
EliminarEn cuanto al número de bajas, siempre es una cuestión confusa. En la "Relación del combate del exército de Su Magestad con los de Francia y Saboya, en 22 de junio 1636", las cifras que se dan son de 3.000 bajas francesas, incluyendo muertos y heridos, por menos de 1.000 del ejército hispano.
Mi libro Con balas de plata I trae 2 o 3 relaciones que no conoceras pq tiene distinto titulo a la que tu dices, pero coinciden en las bajas. El combate fue de 14 horas, como 14 cargas en Nordlingen. Si pudieras poner en lista de Bibliografia y lecturas recomendadas mi saga Con balas de plata, los libros mas completos del XVII...tienes en esta bibliografia un libro de Pedro de la Puente, sobre las guardias, este coronel defendio Orbitello y esta su narracion de toda la defensa en el volumen 4, por el mismo Pedro. Y eso multiplicado por 100 son la saga.
ResponderEliminarBuenas tardes. He leído el primero de ellos. Contiene abundante y muy buena información sobre las batallas de la monarquía hispánica en esa época. Hace poco comencé el segundo. Ya le diré qué tal. Ambos ya están incorporados a la bibliografía usada. Muchas gracias.
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