Podríamos referirnos a la Guerra de los 30 años como el primer conflicto global acaecido; una guerra que comenzó con unos calvinistas exaltados arrojando por uno de los balcones del castillo de Hradçany, en pleno corazón de Praga, a los representantes del rey Fernando y que acabó involucrando a las principales potencias europeas y dejando unos 4 millones de víctimas sobre la mesa.
A pesar de que la mayor parte de los campos de batalla de esta guerra se encontraban en la Europa central, España no fue ajena a este conflicto y acudió pronto a él para ayudar a sus parientes de la Casa de Austria y de paso dar un golpe sobre el tablero y reivindicar su hegemonía mundial. Por desgracia, esta guerra se uniría a otras en las que la monarquía española ya estaba implicada, suponiendo un desgaste de hombres y recursos que acabarían llevando al país al desastre y a la pérdida de su liderazgo en el viejo continente.
Y es que España no pudo evitar el conflicto a pesar de las políticas de paz emprendidas por el rey Felipe III y su valido, el duque de Lerma, que llevaron a España a alcanzar la Tregua de los Doce Años con las provincias holandesas, y a mantener unas buenas relaciones con la Francia de la regente María de Médicis, que acabó cristalizando en los matrimonios de 1615. En octubre de ese año María casó a su hijo, futuro Luis XIII de Francia con la hija del monarca español, Ana María de Austria, y a su hija Isabel de Borbón con el infante Felipe, futuro Felipe IV de España.
A pesar de los esfuerzos españoles por la paz, las distintas potencias emergentes trataban de poner fin a la supremacía de los Austrias. Sobre el mapa el imperio que Felipe III había heredado de su padre y su abuelo era imponente, pero la realidad es que se debilitaba por momentos. En España muchas partes estaban despobladas, con el consiguiente abandono de las tierras de cultivo, y además la industria y la artesanía vivían una profunda crisis que hizo que la actividad comercial cayese, por lo que las exiguas arcas del reino se mantenía gracias al oro y la plata de América y las rentas de sus dominios europeos. Sus poderosos ejércitos, los Tercios, aún dominaban y dominarían los campos de batalla de Europa medio siglo más, pero cada vez había menos buenos soldados que aportar y menos dinero para pagarlos. Por eso la Guerra de los 30 años iba a ser una prueba imposible de superar para España.
Esta guerra podría dividirse en 5 fases en función de en quién se centra el conflicto. De esta forma la primera fase sería la Bohemia, en la que tiene su origen esta guerra y que abarca los años 1618 a 1620 con las revueltas en aquella región y su extensión por los países checos y Hungría. La siguiente fase sería la Alemana o del Palatinado, con el bando protestante reunido alrededor del elector Federico el Palatino y que ocupa desde 1621 hasta 1624. La fase Danesa abarcaría desde 1625 hasta 1629 donde entra en escena el rey Cristian IV, defensor del Palatino. La cuarta fase es la Sueca, con Gustavo Adolfo ansiando dominar Alemania y enseñoreándose de los campos de batalla de Europa central y que ocupa de 1630 a 1635. La quinta y última fase será la Francesa, que abarca de 1636 a 1648, y que acaba con la imposición de la política exterior francesa dirigida por el cardenal Richelieu primero, y después por el cardenal Mazarino.
ORÍGENES DE LA GUERRA
Desde 1555, con la Paz de Augsburgo, los distintos territorios alemanes convivían merced a un frágil equilibrio. Los católicos respetaban los acuerdos alcanzados en aquel tratado, mientras que los luteranos se habían ido expandiendo a costa de los territorios católicos durante algunas décadas, pero en general la convivencia era posible y las disputas eran menores. Pero los calvinistas eran harina de otro costal, mucho más agresivos y fanáticos, no tenían miramientos a la hora de tratar con los que consideraban sus enemigos religiosos. En la Alemania de finales del XVI los católicos representaban aproximadamente la mitad de la población, pero eran los luteranos y calvinistas los mas activos y resultos.
En la ciudad de Donauwerth, una de las 8 ciudades designadas como abiertas, los luteranos limitaban la libertad religiosa de los católicos hasta el punto de prohibirles salir en procesión en 1606, algo que la minoría calvinista aprovechó para acusar a los católicos de intentar imponerse y organizó unas violentas revueltas matando a muchos e ellos. El católico Maximiliano de Baviera tuvo que intervenir para evitar la masacre de católicos y anexionó la ciudad por la fuerza, lo que provocó la reacción del elector del Palatinado, fanático calvinista, quien organizó la Unión Protestante en 1608, lo que reforzó a los protestantes holandeses. A su vez Maximiliano creó la Liga Católica un año después para defenderse de los ataques protestantes, mientras que Juan Jorge de Sajonia lideró la facción de los Moderados, quienes se declararon neutrales e intentaron que la sangre no llegara al río.
Tanto Rodolfo II como su hermano y sucesor Matías I, emperadores del Sacro Imperio, eran católicos pero extremadamente tolerantes, lo que había ayudado a no aumentar las tensiones, pero a su vez esta indulgencia había llevado a los protestantes a volverse cada vez más agresivos y a incrementar sus exigencias y expansiones. La muerte de Matías I en 1619 abrió una brecha entre religiones, ya que el sucesor designado por el difunto emperador fue su sobrino, el archiduque de Austria Fernando de Estiria, quien se convertiría en Fernando II de Habsburgo.
Grabado de la Defenestración de Praga |
El traspaso de poderes comenzó en 1617 con el nombramiento de Fernando como rey de Bohemia, algo que los protestantes bohemios no se tomaron muy bien, dada la fama de ferviente católico del nuevo rey, educado por los jesuitas de Ingolstadt. Reunidos en torno al conde Mathias Thurn, los protestantes no aceptaron el resultado de la votación, ganada por Fernando con una amplia mayoría, quien dejó dos regentes católicos y se volvió a Viena. Thurn aprovechó la ausencia del rey para dar un golpe de estado y el 23 de mayo de 1618 irrumpió junto a sus partidarios en el castillo de Hradçany y arrojó a los regentes por el balcón del castillo, cayendo sobre un montón de estiércol y salvando así la vida, eligiendo como nuevo rey a Federico V del Palatinado.
En unas semanas los protestantes se hicieron con el control de Bohemia, prohibieron el catolicismo e incautaron las propiedades de los católicos y de la Iglesia. Después buscaron apoyos en el resto de países checos: Silesia, Moravia y Lusacia, y empezaron a levantar un ejército y a buscar el apoyo de la Unión Protestante alemana y los protestantes holandeses. Por su parte Fernando solicitó la ayuda de su principal aliado en la Liga Católica, Baviera, que acudió presta encabezada por su principal general, Johann Tserclaes, conde de Tilly, quien había servido y aprendido el arte de la guerra bajo las órdenes de Alejandro Farnesio, y como no, de España quien, a pesar de que la rama Habsburgo de Viena no había movido un dedo para ayudar a la española en los Países Bajos, acudió en su auxilio.
En el Consejo de Estado de la España de Felipe III las posturas estaban enfrentadas. Por un lado estaba el duque de Lerma, partidario de una política de apaciguamiento reflejada en la Tregua de los Doce Años, y la rama belicista, encabezada por Baltasar de Zúñiga. Éste último, blandiendo el Tratado de Graz, por el cual Fernando de Estiria cedía la posesión de Alsacia a España por la ayuda prestada contra Venecia en la Guerra de los Uzkoks, aconsejó al rey intervenir económica y militarmente ya que también existía el peligro de que la Casa de Habsburgo perdiera su hegemonía en Europa. Estos argumentos y la pérdida de influencia del duque de Lerma hicieron que Felipe se decantase por ayudar su familia.
FASE BOHEMIA
-Primeras acciones
La Casa de Habsburgo se centró en un primer instante en contener la rebelión en Bohemia pero los protestantes de Mathias Thurn y Federico el Palatino querían extender la revuelta tras lograr el apoyo de Silesia y Lusacia, aunque no el de Moravia, que se mantuvo fiel al legítimo rey. En general consiguieron hacerse con el control de buena parte de la Alta Austria. Los protestantes levantaron un ejército de 2 regimientos de caballería y 4 de infantería a la que sumó una milicia compuesta por 17.000 soldados y 2.500 caballos. Por su parte los españoles trazaron un plan para enviar desde los Países Bajos a Ambrosio de Spínola con un ejército de 10.000 infantes y 3.000 caballos que debían avanzar hacia Alemania e invadir el Palatinado, mientras que a Moravia enviaban a Carlos de Longueval, conde de Bucquoy, con algo más de 12.000 hombres para hacerse cargo de los ejércitos de los Habsburgo.
Las tropas imperiales de Bucquoy avanzaron en septiembre de 1618 llegando hasta Caslav, al sureste de Praga, donde las tropas de Thurn les estaban esperando resultas al enfrentamiento. El número de efectivos de ambos ejércitos era muy similar, aunque las tropas de Bucquoy eran superiores en calidad, pero el comandante enviado por España vaciló y perdió una oportunidad única de cargar contra los protestantes y poder deshacer sus ejércitos, los cuales recibieron refuerzos de Silesia al poco tiempo. Los imperiales tuvieron que retirarse y el ejército de Thurn, con la moral por las nubes, salió en su persecución resuelto a aplastarlos.
Era noviembre cuando ambas fuerzas se volvieron a ver las caras en Pilgram-Lomnitz, al sur de Praga. Thurn contaba con 4.000 caballos y 9.000 infantes mientras que Bucquoy disponía de 8.500 soldados y poco más de 3.000 jinetes, entre los que se encontraban 600 coraceros del valenciano Baltasar de Marradas. Las tropas protestantes buscaron el combate pero al ejército imperial, que se vio sorprendido, no le quedó más remedio que emprender una retirada organizada, algo que fue posible gracias a la buena labor de los regimientos de coraceros de Marradas y de Dampierre, que cubrieron brillantemente la retirada del ejército durante la noche hasta poder entrar en la ciudad amiga de Budweis, refugiándose allí para pasar el invierno.
-Los protestantes ganan terreno. 1619
Los protestantes seguían avanzando y recibiendo refuerzos. Esta vez fue el duque de Saboya, que había peleado contra los españoles hasta tan solo un año antes en la Guerra del Monferrato, quien aprovechaba la Paz de Pavía firmada con España, para enviar un regimiento con 3.000 mercenarios suizos bajo el mando del coronel Ernesto de Mansfeld, y de paso 60.000 florines para paliar las penurias de los protestantes. Mansfeld se hizo con unos cuantos cañones y puso sitio a la ciudad de Pilsen, importante bastión de los católicos al suroeste de Praga, logrando abrir brecha en sus muros y tomándola al asalto el 21 de noviembre. Gracias a esta victoria Mansfeld ganó una inmerecida reputación como comandante.
Por su parte en Hungría Fernando, que había sido elegido rey, se encontraba con la revuelta protagonizada por los protestantes encabezados por los transilvanos de Gabriel Bethlen, príncipe de aquella región. Crecido por la victoria en Pislen y por el alzamiento de Bethlen, Thurn se envalentonó y se decidió a tomar Moravia en abril de 1619, dejando a su segundo, el mariscal Jorge Federico de Hohenlohe, para sujetar al ejército de Bucquoy. El país de Moravia se había declarado neutral y tenía un ejército para su defensa compuesto de 5.000 hombres, la mitad católicos y la otra protestantes. Cuando las cosas se complicaron estos últimos se unieron al ejército invasor y la región entera se acabó perdiendo, no así su tesoro, que fue salvado por el coronel católico Albrecht von Wallestein, trasladándolo a Viena.
Los protestantes siguieron progresando y también se hicieron con el control de la ciudad de Linz, la más importante de la Alta Austria y que era atravesada por el Danubio y, por tanto, fundamental para el comercio fluvial. Una vez consolidadas sus posiciones Thurn decidió poner sitio a Viena, mientras que Mansfeld avanzaba a toda prisa para encontrarse con Hohenlohe en las cercanías de Budweis, donde el ejército de Bucquoy se encontraba acuartelado desde la huida de Pilgram-Lomnitz.
El general católico fue advertido por sus espías de los movimientos del enemigo, así que preparó su plan y movió sus tropas rodeando a Mansfeld el 10 de junio de 1619 en la localidad de Zablat. Los protestantes entraron en pánico y descompusieron sus filas huyendo a la carrera, por lo que fue un auténtico paseo para las tropas católicas. Nuevamente los coraceros de Marradas se distinguieron en la contienda. Los protestantes perdieron 1.500 hombres y Mansfeld pudo escapar junto a algunos pocos jinetes.
Ilustración de la batalla de Zablat |
Tras la muerte de Matías I, Bohemia eligió a Federico el Palatino como emperador, pero apenas dos días después, el 28 de agosto de 1619, Fernando fue elegido emperador por unanimidad, incluido el voto del Palatino. La posición de Federico quedó seriamente dañada y todo parecía desmoronarse pero Bethlen se hizo con el control de la mayor parte de Hungría y capturó su capital, Pressburg. Ahora los protestantes disponían de un ejército de más de 40.000 homnres y amenazaban Viena por lo que Bucquoy se replegó hacia la capital para defenderla. Nuevamente, en una retirada táctica brillante, los caballería de Marradas y Dampierre sería crucial.
Para fortuna de Fernando II, un ejército católico a las órdenes del conde húngaro Homonna y de los generales polacos Rusinowski y Kleczkowski compuesto por unos 10.000 hombres, entre ellos 4.000 jinetes cosacos, que derrotaron al ejército de Rakoczy, lugarteniente de Bethlen, causándole 2.000 muertos en Ztopcko, el 21 de noviembre. Thurn debía retirarse a sus cuarteles de invierno y empezaba a perder el favor de Federico el Palatino, quien se declinaba por poner a los ejércitos protestantes bajo el mando del príncipe Cristian de Anhalt.
Así pasó el invierno reanudándose las hostilidades en febrero de 1620. Si bien los bohemios recibían ayuda de los holandeses y los ingleses, los protestantes moderados como Cristian IV de Dinamarca o Juan Jorge de Sajonia no aceptaban el desafía bohemio al legítimo emperador. Además España seguía enviando apoyo económico y hombres a las tropas de su general Bucquoy. En otro orden de cosas Luis XIII de Francia envió una delegación a Viena para buscar la paz y Fernando les mandó a negociar con la Unión Protestante. Los acuerdos alcanzados se materializaron el 3 de julio con el Tratado de Ulm, por el que los protestantes alemanes se comprometían a abandonar el apoyo a Federico el Palatino y permanecer neutral en tanto en cuanto la Liga Católica no les atacara.
-La ofensiva de la Liga Católica. 1620
España se decidió a poner fin definitivamenete a la cuestión Bohemia, enviando 3 millones de ducados, a Ambrosio de Spínola a invadir el Palatinado, y al embajador en Viena, Íñigo Vélez de Guevara, conde Oñate, para presionar a Sajonia y hacer que entrase en guerra a favor de la Liga. En vista de estos nuevos movimientos el conde de Tilly, que contaba con un ejército de unos 30.000 hombres, dejó en Passau 5.000 soldados como guarnición, envió a otros 7.000 al mando del barón de Anholt para proteger a los católicos del Danubio y fijar las tropas protestantes en el Palatinado Superior, y se dispuso a invadir Austria Superior.
De esta forma el 23 de julio avanzó Tilly con una fuerza de unos 18.000 hombres, incluyendo 8 regimientos de caballería y una veintena de cañones, aplastando las defensas protestantes y recuperando Linz el 4 de agosto. Esto se unía a la ocupación del Palatinado Inferior realizada por Spínola, quien en agosto de 1620 cruzaba el Rin al frente de un ejército de 22.000 hombres. Contaba con 3 compañías de coraceros y 2 de arcabuceros a caballo comandados por el conde Juan VII de Nassau-Siegen. También con el Tercio de Claude de Rye, barón de Balanzón, con 3.000 infantes borgoñones; 5 compañías de caballos bajo el mando del conde de Isemburg, y los tercios españoles bajo el mando del maestre de campo general Carlos Coloma de Saa.
Además desde Nápoles partía el duque de Osuna con el Tercio de Lombardía, 3.000 españoles y 4.000 napolitanos a los Países Bajos, y 1.000 hombres más desde Portugal al mando de Diego Luis de Oliveira. En los Países Bajos quedaría el marqués de Belvedere, Luis de Velasco con los tercios de Íñigo de Borja y de Simón Antunes, así como el tercio de italianos viejos de Marcelo de Ludice y un tercio de 2.000 valones. En total 10.000 infantes y 2.500 caballos que reforzaron las posiciones fronterizas en el Rin y el Mosa.
Los católicos planearon su ofensiva final contra Bohemia. Mientras que Dampierre se encargaría de mantener a raya a Bethlen, los ejércitos de Tilly, Bucquoy y Marradas ocuparían Bohemia atacando primero Pilsen y después Praga. Spínola ordenó a Enrique de Bergh avanzar hacia el este y lanzar un ataque de diversión sobre Fráncfort a través de los montes de Taunus. La marcha fue muy rápida a pesar de contar con 5.000 hombres, entre ellos 6 compañías del Tercio de Diego de Mexía y 2 piezas de artillería. Fráncfort volvió de inmediato a la obediencia del emperador.
Spínola mandó a Carlos Coloma tomar Kreuznach, cayendo la ciudad el 9 de septiembre. Al día siguiente cayó Alzey y Spínola amagó con atacar Worms, de vital importancia para el enemigo, por lo que los protestantes sacaron sus ejércitos de Oppenheim y salieron en persecución de los españoles. Spínola aprovechó el engaño para tomar Oppenheim el día 14 de septiembre. Para el 1 de octubre los españoles se habían hecho con Bacharach y la plaza de Kaub, adueñándose de toda la margen izquierda del Rin, y Spínola reforzó las defensas de Oppenheim a sabiendas de la llegada de un contingente de 3.000 infantes ingleses y 2.500 jientes holandeses bajo el mando de Federico Enrique de Nassau.
Mintras Enrique de Bergh vadeaba el río Meno para dar con el socorro anglo-holandés un refuerzo de 3.000 infantes y 10 compañías de caballería era enviado por el archiduque desde los Países Bajos. En Alzey había quedado el tercio borgoñón del barón de Balanzón a comienzos de octubre. Paralelamente a esto los sajones invadieron Lusacia y avanzaron hacia Silesia mientras Dampierre resultaba muerto en un ataque sobre Pressburg, pero eso no impidió el avance de los católicos hacia Praga. Marradas se encargaría de vigilar a Mansfeld, Wallenstein ocuparía el norte de Bohemia y enlazar con los sajones, mientras que Tilly y Bucquoy llegaron a las afueras de Praga.
-La batalla de la Montaña Blanca
El protestante Cristian de Anhalt logró ocupar la vital posición defensiva de la cima de la Montaña Blanca, a tan solo 8 kilómetros al oeste de la ciudad de Praga. Su ejército se componía de algo más de 23.000 hombres distribuidos en 14 batallones de 11.600 infantes, 28 escuadrones de caballería con 11.400 jinetes y 10 cañones. Mathias Thurn, con dos batallones bohemios de 1.000 hombres cada uno y Heinrich von Schlick, con otros 2 batallones moravos idénticos en número a los bohemios, llevaban el peso del ejército protestante. Su posición defensiva, con la colina, un riachuelo que impedía el avance y los trabajos de fortificación, hacían que los protestantes fuesen difíciles de derrotar, por lo que Federico el Palatino se marchó tranquilo a desayunar a Praga.
Anhalt situó a sus piqueros a lo largo del riachuelo y sus tropas se desplegaron en 3 escalones. En el primero formaban los regimientos de infantería de Hohenlohe y von Schlick y un batallón de infantería de Thurn, acompañados por 6 escuadrones de caballos a sus flancos. El 2º lo ocupaban los batallones de Pechmann y Kaplir, y el otro batallón bohemio de Thurn, acompañados igualmente de 6 escuadrones de caballería de Anhalt, de Moravia y de húsares. Para el tercer escalón dejó Anhalt el resto de escuadrones de caballería de húsares, mientras que la infantería real y la de Sajonia-Weimar quedó en el centro de la retaguardia, en la parte norte de la colina, donde había un pequeño palacio real amurallado, junto al resto de la caballería y parte de su artillería.
Distribución de las fuerzas protestantes y católicas |
Por su parte los católicos formaron en dos alas con sus piezas de artillería en vanguardia. La derecha la dirigiría Bucquoy y contaba con 10.800 infantes y 3.600 caballos, donde destacaban los dos tercios valones de veteranos de Flandes, el tercio italiano de Spinelli, los coraceros de Marradas y Wallenstein, y los arcabuceros a caballo de Areizaga, Gauchier y de Montecuccoli. El ala izquierda, bajo el mando de Tilly, contaba con 8.000 infantes y 2.400 caballos, destacando el regimiento de infantería austriaca de Schmidt-Rouville, el batallón bávaro de Hasslang-Sulz, y el regimiento de infantería de Bauer.
Aprovechando la niebla con la que se amaneció ese día, Tilly cargó contra los piqueros que vigilaban en el riachuelo, asegurando el cruce y tomando la cercana villa de Rep. Thurn y von Schlick quisieron atacarle pero Anhalt y Hohenlohe no lo vio claro y prefirió mantener la posición, poco después se vería que esa decisión sería un error, como le advirtieron los propios Thurn o Stubenvoll.
De esta manera quedaron los ejércitos a poco más de medio kilómetro de distancia, con los imperiales en el ala derecha y los de la Liga a la izquierda. Los imperiales de Bucquoy formaron en vanguardia con el tercio valón de veteranos de Flandes de Guillermo Verdugo, hijo del mítico coronel Francisco Verdugo, y el tercio de alemanes de Breuner y Tiefenbach, junto con once escuadrones de caballería, mientras que por detrás situó el tercio de Spinelli, el de valones de Fugger, más el resto de la caballería. En la izquierda de Tilly formaron delante el tercio de Bauer junto con el de loreneses de Florenville más los regimientos de caballería de Cratz y Marcossay y los coraceros de Eynatten, mientras que detrás se situaron el regimiento de infantería de austriacos de Schmidt, los de bávaros de Rouville, Herliberg, Sulz y de Hasslang, la caballería de Herzelles, Bonninghausen y Pappenheim.
El 8 de noviembre de 1620 a mediodía comenzó la batalla con la artillería católica abriendo fuego tras el grito de guerra "Santa María", que habían elegido los católicos como señal. La artillería protestante no pudo responder adecuadamente al estar situada muy al fondo de sus líneas. Tras un breve martilleo de las posiciones enemigas ambas alas emprendieron el avance en perfecta formación, adelantándose más los de Bucquoy. Los arcabuceros valones a caballo de Gauchier fueron los primeros en cargar contra la vanguardia protestante, a la vez que los cosacos empezaron una maniobra envolvente de los católicos sobre el flanco izquierdo protestante para tratar de cerrar su retaguardia.
Batalla de la Montaña Blanca, por Pieter Snayers |
Thurn, que mandaba el ala izquierda protestante trató de frenar la caballería imperial mandando a los arcabuceros a caballo bohemios de Bubna y los alemanes de Solms, que lograron parar a los hombres de Gauchier matando incluso al coronel La Croix. Crecido por frenar el avance católico, Thurn mandó cargar a su primer batallón y algunas unidades de caballería. Esto le costaría caro al líder bohemio, pues von Schlick y Hohenlohe permanecieron inmóviles, y su batallón se disolvió como un azucarillo a la mínima carga de los católicos. La situación se salvó gracias al avance del regimiento de alemanes mandados por el hijo de Anhalt, que se abalanzaron sobre el flanco izquierdo de Bucquoy y causaron multitud de bajos entre los arcabuceros a caballo del coronel Meggau, quien pereció en la contienda.
Los jinetes de Areyzaga también tuvieron que retroceder ante este avance protestante, que llegó a plantarse ante los regimientos de Breuner y de Tiefenbach. En este momento intervino Tilly para salvar la vanguardia de Bucquoy mandando cargar a los jinetes de Cratz por el flanco del hijo de Anhalt, que cayó prisionero y perdió por completo su regimiento. Por su parte Bucquoy se puso al frente de los soldados de Spinelli y la caballería de reserva y se lanzó con todo contra la línea defensiva protestante que, al ver la carga, se dispersó precipitadamente presa del pánico. Pasada la una de la tarde la caballería protestante de Solms estaba deshecha, muriendo el propio comandante, y Bucquoy ya había tomado la cima de la Montaña Blanca.
Mientras tanto Tilly se batía junto a 400 cosacos contra 2.000 húsares a los que, tras una larga escaramuza, puso en fuga. Ahora era el turno de los tercios de Verdugo y de Spinelli, que cargaron directamente contra las tropas de Hohenlohe arrasando las primeras líneas, por lo que el resto de su formación emprendió la huida. La suerte estaba echada y las unidades protestantes empezaron a caer como si de fichas de dominó se tratase. Sajonia-Weimar, desde el palacio amurallado contemplaba horrorizado el espectáculo de los ejércitos protestantes en retirada. Solo von Schlick y sus moravos aguantaban peleando pero poco duraron ante el empuje de los hombres de Verdugo y de Bauer, que cercaron en el recinto amurallado a lo único que quedaba aún del ejército protestante.
A las 14 horas los restos del ejército rebelde se rindieron. Los protestantes no fueron rivales para los bien entrenados soldados de Bucquoy y Tilly. La rápida maniobra de ataque de Tilly sorprendió por completo a Anhalt, que esperaba algo más conservador y fue incapaz de reaccionar. Además erró en la disposición de sus tropas, que no pudieron dar una correcta respuesta a los ataques católicos. De esta forma en poco más de 2 horas 4.000 protestantes habían caído muertos o prisioneros, entre ellos estaban el propio Cristian de Anhalt, Heinrich von Schlick o Solms. Además se tomaron 100 banderas y las 10 piezas de artillería enemigas. Los católicos contaron 250 muertos y algo más de 500 heridos, lamentando la pérdida de Meggau, La Creaux o Caratti.
Las consecuencias fueron el desmoronamiento de la rebelión protestante en Bohemia, la entrega de Praga a los católicos y la huida de Federico y su esposa a Holanda. Bechman se pasó con sus dos batallones de austriacos a las filas de Tilly y Bucquoy, mientras que otros, como los arcabuceros a caballo moravos de Stubenvoll trataron de reunirse con un potente ejército protestante bajo el mando del duque de Krnov que quedaba aún en la zona de Silesia, al norte de Chequia. Por su parte las tropas de Mansfeld estaban prácticamente intactas, lo que seguía suponiendo una amenaza, aunque los transilvanos de Bethlen se volvieron a Hungría, disipando el peligro momentáneamente.
En muchas partes de Bohemia respiraron tranquilos por la restauración del gobierno católico y elfin de la guerra, algo que creyeron hasta los propios imperiales, que no dieron más importancia a la huida de Federico el Palatino, que se negó a aceptar su derrota y firmar la paz. Al Palatino se le confiscaron sus tierras y se le retiró el título de Elector. Si bien es cierto que aún existían pequeños focos rebeldes en algunas partes de Bohemia, éstos no representaban mayores dificultades para las tropas de la Liga y del emperador que durante semanas continuaron con las labores de limpieza. La Fase Bohemia había llegado a su fin.
Fernando II de Habsburgo |
Federico V del Palatinado |
Mathias Thurn |
Felipe III. Pintura de Pedro Antonio Vidal |
Conde de Tilly |
Conde de Bucquoy |
Hola, buenas tardes!
ResponderEliminarLe quería preguntar, en el ORBAT imperial aparece la nacionalidad de los tercios valones de Hennin y Bucqoy y el italiano de Spinelli, pero de la caballería sabes la nacionalidad de los arcabuceros de Areizaga, por que los coraceros de Marradas y Wallenstein imagino que serían alemanes y valones al igual que los arcabuceros a caballo de Gauchier y Montecuccoli.
Un saludo y gracias
Buenas. Disculpa la tardanza. Pues los arcabuceros a caballo de Areizaga eran de origen valón. Se componían de dos escuadros de unos 100 caballos cada una. Por su parte, las corazas de Marradas era una mezcla de españoles y valones.
ResponderEliminarNo te preocupes, sabría de cuantos caballos estaba compuesto el cuerpo de Marradas, por hacer una estimación de cuantos serían españoles y valones?
ResponderEliminarPues según William Guthrie el número de coraceros de Marradas era de algo más de 200. Ya el porcentaje de españoles y valones lo desconozco.
ResponderEliminarVaya, esperaba un número mucho mayor, al ser los de Areizaga de 200, y Guthrie y Montecuccoli de similar tamaño, que los otros 3.000 fuesen entre los alemanes de Wallenstein o valones, no se que serían y los hispano-valones de Marradas.
ResponderEliminarGracias y un saludo
El regimiento de coraceros de Marradas tenía al comienzo de la Guerra de los Treinta Años unos 1.400 efectivos. En la batalla de la Montaña Blanca no he encontrado más datos que los aportados por Guthrie, pero este historiador tiene tendencia a minusvalorar la participación española en dicha guerra. De hecho, Marradas estuvo presente y tuvo una actuación destacada en la campaña danesa y la sueca, y Guthrie no lo nombra.
ResponderEliminarGracias por su tiempo, espero no haberle molestado en exceso.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
ResponderEliminarPara nada es molestia, todo lo contrario, es un placer poder comentar cualquier aspecto histórico con gente como usted. Muchísimas gracias por leerme y por debatir y aportar cosas a esta pasión que nos une, que son los tercios.
EliminarUn saludo.
Puede tutearme sin problema.
ResponderEliminarPermítame comentarle otras batallas de las que recientemente he investigado, que quizás puedan interesarle, Aunque no sea éste post donde más indicado sea mencionarlas ya que pertenecen a otra guerra en otro momento de la historia.
Al principio de la contienda en 1568, se libró en Groninga n choque bastante violento, muy detallado en la página de terciosdeflandes.blogspot (batalla de Jemmingen).La mencionada en el sitio de amberes por el dique de Kouwentein, la cual aparece con gran detalle en la wikipedia en holandés, pero me gustaría leerla de fuentes españolas directamente y otra batalla de final indeciso ocurrido en el sitio de Grave de 1586, en el dique de Batemburg, muy desarrollada por Faminio Strada, creo que son grandes batallas que pasan desapercibidas en la inmensidad de operaciones que tuvieron lugar a lo largo de la contienda.
Un saludo y gracias de nuevo por todo.
Sí, Groningen fue una buena victoria del ejército de Alba, y la antesala de Jemmingen, muy poco conocida. En cuanto a Grave, leí en ese mismo blog sobre el desordenado ataque que los hombres del Tercio de Juan del Águila lanzaron y que les costó la derrota. Es un grandísimo blog y con Carlos Valenzuela se aprende muchísimo, que al final es el objetivo principal de todo esto.
EliminarMuchísimas gracias!
También leí en ese mismo blog sobre la acción de Romagnano, muy interesante. Sí lo de Batemburg fue un claro ejemplo de desorden, a la hora de quien debía ir en vanguardia, como en Heiligerlee, si bien en el libro de Famiano Estrada anota que ambos bandos se declararon vencedores, "los unos por que tomado Batemburg recuperaron el fuerte, en el contraataque, quedando en mejor posición para socorrer la ciudad y los españoles por que cuando salieron huyendo al ver el grueso del ejército confederado, perdiendo todo desde el inicio, lograron volver a desalojar al enemigo del trincheron, desviando el socorro, entre tanto que la tormenta aumentó, puso fin al combate, retirándose cada uno a sus puestos, los unos por temor a perder el fuerte y los otros por pasado el dique no pudiesen regresar por la crecida de las aguas" También detalla la pérdida de 230 hombres y 2 capitanes y 7 alfereces por ~700 bajas anglo holandesas. Yo aún así al igual que farnesio, pienso que fue más una Victoria estratégica confederada, ya que lograron meter socorro, rompiendo el dique por la lluvia, y aguantarse la ciudad un mes más.
ResponderEliminarTe puedo pasar el enlace si es de tu interés, y otros que le puedan interesar en relacion a la batalla de landriano y Gavinnana, que no son tan fáciles de encontrar una relación, sobre todo de la primera.
Cordiales saludos.
Muy interesante. Sí, pásame los enlaces para echarles un ojo, por favor. Muchísimas gracias.
Eliminarhttps://books.google.es/books?id=kPkBeu9INb8C&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false (Gavinana, Pag 338-342)
ResponderEliminarhttps://books.google.es/books?id=E3nuP_l7EJ8C&pg=PA432&lpg=PA432&dq=batalla+por+el+fuerte+del+dique+de+batemburg+1586&source=bl&ots=ZGSfzM8pWi&sig=ACfU3U2s_hfGSvCgCwizckWIFr_P2kBlLQ&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjS7OPXnIbxAhXTgVwKHXNOB-MQ6AEwEXoECBUQAw#v=onepage&q=batalla%20por%20el%20fuerte%20del%20dique%20de%20batemburg%201586&f=false (Kouwenstein, Pag. 369-3847 Batemburg, Pag. 431-435)
https://archive.org/stream/tratadodelascomp01garcuoft/tratadodelascomp01garcuoft_djvu.txt (Landriano, Pag. 232-2527 Gavinana, Pag. 253-274)
Espero que le sean de utilidad, por si desea desarrollar otras batallas menos conocidas en un futuro o por simple curiosidad...
Reciba un cordial saludo.