El 20 de junio de 1622 tuvo lugar la batalla de Höchst, en el corazón del arzobispado de Maguncia, en la que las fuerzas católicas de Fernández de Córdoba y el conde de Tilly, obtuvieron una aplastante victoria sobre el ejército protestante de Cristian de Brunswick.
En el marco de la Guerra de los Treinta Años la Campaña del Palatinado entraba en su tercer año. Las fuerzas hispanas se encontraban bajo el mando de Fernández de Córdoba, tras la marcha de Ambrosio de Spínola a toda prisa una vez finalizada la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas. La aparente pacificación del Palatinado, con la derrota de las fuerzas de Federico el Palatino, comandadas por Ernesto de Mansfeld, y la disolución de la Unión Protestante, hacía creer que la guerra llegaba pronto a su fin. Pero esto no había logrado que las tensiones en Alemania se rebajaran, menos aún cuando se filtraron por aquellos territorios las promesas que el emperador Fernando II le había hecho a Maximiliano de Baviera, en forma de tierras y dignidad electoral.
Las fuerzas católicas se enfrentaban ahora a una nueva amenaza: el falso obispo de Halbertstadt, Cristian de Brunswick, se había proclamado paladín de la causa protestante y estaba dispuesto a acabar con el poder católico en el Palatinado. Para ello, y tras saquear la Baja Sajonia el Obispado de Paderborn, levantó un potente ejército de más de 15.000 hombres en Westfalia. También surgió otra amenaza en la persona de Jorge Federico de Baden-Durlach, con un ejército de 11.000 soldados. La llegada de Federico a Landau, al oeste de Espira, y su unión con los ejércitos de Mansfeld, terminaron de complicar la situación en el Palatinado.