El 13 de marzo de 1537 nacía en Talavera de la Reina Francisco Verdugo. Hijo de carnicera y sin demasiadas oportunidades en el Toledo del siglo XVI, decidió enrolarse en la compañía que en 1556 se encontraba levantando el capitán Bernardino Martín de Ayala, por 1.500 maravedíes, apenas 4 escudos.
A partir de ahí, con 19 años, es donde comienza la andadura de uno de los militares más importantes de la historia de España.
No tardaría en partir rumbo a Nápoles, donde quedó encuadrado en una compañía de arcabuceros perteneciente al afamado Tercio de Saboya. Tras el fallido intento de invasión francesa del Milanesado, el tercio, comandado por el maestre de campo Alonso de Navarrete, se dirigió a toda prisa rumbo a Flandes, para proteger las fronteras del imperio y amenazar el norte de Francia.
Allí se unieron a las tropas de Felipe II, dirigidas por el duque de Saboya, Manuel Filiberto, que invadieron la Champaña y la Picardía francesa para caer sobre San Quintín en 1557. Tuvo Verdugo una destacada actuación, distinguiéndose junto a su compañía en el apoyo a la carga de la caballería española dirigida por el conde de Egmond, y que acabaría deshaciendo los flancos franceses. El propio capitán Julián Romero le propuso para cobrar una ventaja de 8 escudos, algo poco frecuente entre soldados bisoños.
Al año siguiente participó en la defensa de Thionville, donde contuvieron durante más de 2 meses a un ejército galo muy superior en número. Durante ese verano también se destacó en la batalla de Gravelinas, donde los franceses sufrieron una terrible derrota que les obligó a firmar la paz con España.
Para septiembre de 1558 ya ostentaba el empleo de alférez, pasando al servicio de Gómez Suárez de Figueroa, duque de Feria, y quien posteriormente le recomendaría para encuadrarse a las órdenes del conde Pedro Ernesto de Mansfeld, a quien serviría en importantes labores diplomáticas y militares.
A finales de 1564 recibió el conde el encargo del rey Felipe de acompañar a María de Portugal hasta Flandes, para casarse con su sobrino, Alejandro Farnesio. Posteriormente, ya en Luxemburgo, se vio envuelto en un turbio asunto de honor no demasiado esclarecido, abandonando el servicio al conde y volviendo a la protección del duque de Feria, que les seguía teniendo en alta estima. Éste le consiguió instalar en la corte de Margarita de Parma, la gobernadora de los Países Bajos y hermanastra de Felipe II.
En la corte de los Países Bajos sería testigo del deterioro de la situación religiosa y política, encumbrándose Guillermo de Orange como líder de las revueltas protestantes. Ante el insostenible cariz que estaban tomando los acontecimientos, Margarita no tuvo más remedio que levantar regimientos valones entre las poblaciones leales a la Corona Española. De este modo Verdugo recibió la patente para levantar una compañía como capitán de infantería el 4 de diciembre de 1566.
Encuadrado en el Tercio del maestre Cristóbal de Mondragón, se distinguió rechazando varias incursiones protestantes contra las provincias valonas. Mientras tanto, en Frisia, al norte de los grandes ríos de la región, la negativa de los condes de Egmond, Hoogstragen y Horn a unirse a las revueltas, y la pacificación de las provincias valonas, expulsando a los alborotadores protestantes, mantuvieron momentáneamente el statu quo en la zona.
Pero la tensión seguía en aumento y Felipe II sustituyó a Margarita por el duque de Alba al frente del gobierno de los Países Bajos. El 22 de agosto de 1567 llegaba el duque junto a los Tercios Viejos de Nápoles, Lombardía, Sicilia y Cerdeña. El 8 de diciembre el duque le encargaba a Verdugo levantar una nueva compañía de valones y partir inmediatamente hacia Deventer, junto a Mondragón, donde se rumoreaba que Orange trataba de levantar un ejército.
El 23 de mayo de 1568 en Heiligerlee el Tercio Viejo de Cerdeña sufrió una severa derrota a manos de los protestantes de Luis de Nassau, por culpa de la imprudente y temeraria estrategia del duque de Arenberg, que mandaba el tercio. Esta victoria protestante supuso la unión de parte de la nobleza a la causa protestante en Frisia y Groninga. Los españoles se desquitaron en julio en Jemmingen, destacándose nuevamente Verdugo.
Para 1570 recibió el encargo de escoltar a Ana de Austria hasta España para contraer matrimonio con el rey Felipe, el cual se realizó por poderes al encontrarse la futura reina en Praga. Para octubre llegaría a España dentro del regimiento de Mondragón. En España se casaría con una viuda de buena posición, con la que tendría a su primogénito, Guillermo.
De nuevo en los Países Bajos, Verdugo fue nombrado capitán de la guarnición de Ámsterdam y tuvo que resistir lo indecible ante el avance de los protestantes, que habían aprovechado la marcha del duque de Alba y los intentos de pacificación españoles, para rearmarse e invadir los territorios católicos.
Participó, nuevamente a las órdenes de Mondragón, en el socorro de Goes, donde los españoles pasaron a la historia obteniendo una victoria imposible y levantando el sitio de la estratégica plaza. Para finales de 1572 rindió Naarden e impidió un nuevo intento de toma de Ámsterdam y en julio de 1573 se destacó en la rendición de la ciudad de Haarlem, asediada por los españoles desde el año anterior, por lo que recibió la patente de Coronel de infantería y el empleo de Sargento Mayor del ejército del duque de Alba, a propuesta del propio Mondragón.
Verdugo estuvo en el asedio y toma de Amberes en 1576, y en enero de 1577 fue nombrado gobernador de Breda. Poco tardaría en abandonar la ciudad ya que, tras las negociaciones con los Estados Generales, España había la había entregado a éstos. Verdugo, que ni por asomo sufriría la humillación de entregar la villa al duque de Arschot, se la entrega al regimiento alemán de Frundsberg.
Tras la llegada de Juan de Austria al gobierno de los Países Bajos, Verdugo es nombrado gobernador de Thionville y se le entregan 5 compañías procedentes de Luxemburgo, participando en la batalla de Gembloux, y posteriormente se le haría entrega del gobierno de la villa y el castillo de Namur, otorgándole una renta de 500 ducados, por lo que decide contraer matrimonio con Dorotea, la hija de su antiguo protector Ernesto de Mansfeld.
Estuvo con su regimiento en la rendición de Maastricht en junio de 1579 y, tras entregar su regimiento a Octavio de Mansfeld, fue llamado por Farnesio en julio de 1581 para una cometido de suma importancia. El conde de Rennenberg, conde de Frisia, se pasó al bando español, por lo que el nuevo gobernador de los Países Bajos tras la muerte de Juan de Austria, nombró a Verdugo capitán general de Frisia y gobernador interino a tal efecto.
No era un cargo fácil. Lo alejado de los territorios, su extensión, que incluía la provincia de Güeldres, y sobre todo, la cantidad de enemigos que acechaban sus territorios, convirtió aquel nombramiento en un auténtico suplicio para el coronel, que cumplió su cometido con la misma lealtad y eficacia con la que había destacado durante toda su carrera.
Su primera prueba importante como gobernador se produjo el 30 de septiembre de 1581 en Noordhorn. Allí se enfrentó a las tropas de Guillermo Luis de Nassau y John Norreys, obteniendo una aplastante victoria que acabó con los casi 3.000 hombres que componían el ejército protestante, y en la que resultaron heridos sus dos comandantes.
Verdugo prosiguió con su avance. Tomó la ciudad de Steenwijk y los castillos de Keppel y Bronckhornst. Sobre Zutphen, importante bastión de la provincia de Güeldres, se lanzó en 1583, consiguiendo tomarla y logrando así una inmejorable posición sobre el río Ijssel. Participó en la conquista de Nimega junto a los ejércitos de Farnesio en 1584, y más tarde en la toma de Amerongen y de Boxum.
A partir de 1590, con la decisión de Felip de ayudar a la Liga Católica en Francia, Farnesio se vio obligado a dividir sus tropas, algo que costaría muy caro a los españoles. Los protestantes, como era de esperar, se aprovecharon de esta situación. Para 1591 ya se habían hecho con parte del Güeldres español y tomado Nimega. Había reconquistado Zutphen y Deventer, y se habían hecho con una importante posición en el estuario del río Ems, tomando el bastión de Bourtange, abriendo el paso a los protestantes alemanes.
Verdugo observaba impotente el avance del enemigo sin poder hacer gran cosa, dado la escasez de tropas y dinero que sufría. En julio llegó el desastre definitivo, la pérdida de Groninga, que llevaba asediada desde mayo. El coronel tomó la decisión, muy a su pesar, de abandonar Frisia ante la imposibilidad de defenderla.
Tras la muerte de Farnesio y del archiduque Ernesto de Austria, el gobierno de los Países Bajos recayó sobre el conde de Fuentes, quien tenía en gran estima a Verdugo, encargándole el gobierno de las guarniciones de Luxemburgo para que combata a los calvinistas franceses. En Marche-En-Famenne obtuvo una notable victoria sobre éstos, expulsándoles de la región.
No tendría mucho tiempo de disfrutar su nuevo cargo; el 22 de septiembre de 1595 moría uno de los más destacados militares de la historia española, recibiendo sepultura en el convento del Espíritu Santo, de la Orden de Santa Clara, en Luxemburgo.
Grabado de Francisco de Verdugo |
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