El 2 de agosto del año 1583 las tropas españolas de Álvaro de Bazán tomaban la isla Terceira completando de esta forma la conquista de las Azores, poniendo fin a la guerra de sucesión portuguesa.
Tras la muerte sin descendencia del rey Sebastián I de Portugal en la batalla de Alcazarquivir, se desató una crisis en Portugal por la sucesión al trono del reino. Felipe II y Antonio, prior de Crato, eran los principales candidatos, pero el segundo se autoproclamó rey llevando al país a una guerra que debía decidirse el 25 de agosto de 1580 en Alcántara. Ese día las tropas españolas dirigidas por el Gran duque de Alba derrotaron a los portugueses y pusieron la corona del vecino país sobre la cabeza de Felipe II.
Pero el prior no aceptó la derrota y se refugió con sus partidarios en la Isla Terceira de las Azores. Desde allí, y apoyado por los ingleses y franceses, siempre ávidos de socavar el poder de España, formó un gobierno en el exilio. Felipe no podía consentir tal desafío a su autoridad y en 1582 ordenó al general Álvaro de Bazán tomar las Azores. El brillante marino español derrotó a la armada francesa, comandada por el almirante Felipe Strozzi, el 26 de julio de 1582 en las aguas de las Teceiras, si bien no pudo completar la conquista de las Azores en ese momento debido a diversos problemas logísticos.
Para el año siguiente y desde su base en Lisboa el marqués de Santa Cruz, junto a su plana mayor, planeó meticulosamente el asalto al último reducto de Crato en tierras portuguesas. Cristóbal de Eraso y Juan Martín de Recalde le asesoraban en lo concerniente al mar. Francisco de Bobadilla, Lope de Figueroa, Pedro de Toledo, Pedro de Padilla y Juan de Sandoval, llevarían la dirección de las tropas de desembarco españolas, mientras que Jerónimo de Lodrón haría lo propio con los alemanes, Luis de Pignatelli con los italianos y Félix de Aragón con los portugueses.
Según relata Cesáreo Fernández Duro, Felipe indicó al marqués que "sólo os acuerdo lo que importa a estos reinos. y a la reputación mía y vuestra, acabar esto de una vez, y que de lo que va y de quien lo lleva a su cargo lo espero yo así". De esta manera para finales de junio el archiduque Alberto, gobernador de Portugal, inspeccionó personalmente las tropas y los buques allí reunidos antes de que partiesen rumbo a la guerra.
Componían aquellas fuerzas 2 imponentes galeazas napolitanas de nueva construcción, 5 galeones, 12 galeras, 31 naves, 41 pataches y carabelas y diversas barcazas de transporte de tropas. Éstas ascendían a algo más de 15.000, contando los más de 8.000 infantes, 6.000 hombres de mar y los 2.600 soldados que se encontraban en la isla de San Miguel, leal a Felipe. Se embarcaron también pertrechos y víveres para algo más de 6 meses.
Las galeras de Diego de Medrano zarparon antes llegando sin contratiempos a San Miguel el 3 de julio. Allí embarcaron las tropas acantonadas del Tercio de Agustín Íñiguez, junto a diversos animales de porte y la artillería, mientras esperaban la llegada del resto de la flota que llegaría 11 días más tarde a puerto.
La defensa de la Terceira estaba encomendada a Charles de Bordeaux, gentilhombre de la cámara del rey francés, que disponía de 3.100 soldados franceses que constituían la columna vertebral del ejército de Crato que ascendía a más de 9.200 hombres, entre los que se encontraba una compañía de 200 infantes ingleses. Contaban también con 31 buques de diverso tamaño: 15 franceses con los hombres del comendador De Chatte y del maestre de campo Caravaques y 16 portugueses bajo el mando de Manuel Serradas, capitán general de Crato.
El maestre de campo francés organizó un sistema defensivo de 44 fuertes por toda la línea de costa de la isla y cerca de 300 piezas de artillería en la parte meridional y al este de la Terceira, por ser éstas las zonas más vulnerables, reforzadas con diversas compañías francesas y con expertos artilleros.
Una vez preparada la armada española partió de San Miguel con rumbo a la Terceira donde llegó en 4 días. El 24 de julio comenzaron los bombardeos por parte de la flota de Bazán, prolongándose durante toda la festividad de Santiago. La fecha del desembarco fue la del 26 de julio de 1583, conmemorando el primer aniversario de la victoria de la armada española sobre la francesa.
El marqués de Santa Cruz eligió una playa de difícil acceso por considerar que estaría peor fortificada. como así sucedió. El lugar era la cala das Mos, punto medio entre las ciudades de Angra y Praia, donde se concentraba el grueso de las fuerzas de Crato. A las dos de la madrugada comenzaron los trabajos de desembarco en el más absoluto silencio, consiguiendo meter en la isla a 4.000 hombres con las primeras luces del día 26.
El ímpetu de los soldados españoles creció al ver poner pie en tierra a su general, quien animó a sus hombres a tomar las trincheras que se extendían por toda la cala. El fuerte de Santa Catarina fue anulado con los cañones de las galeras, y la posición fue ganada. Esto se logró no sin mucho esfuerzo en apenas una hora, tiempo que les bastó a los españoles para poner en fuga a dos compañías portuguesas y una francesa. Ahora 4.000 soldados se preparaban para aguantar la embestida de las tropas enemigas que presumiblemente se dirigirían contra ellos desde Angra.
Pero los portugueses vacilaron y se situaron a la defensiva en lo alto de una loma cercana a San Sebastián, lo que dio tiempo a los españoles a desembarcar más hombres y artillería. Bazán situó a la infantería alemana e italiana en el ala derecha de su formación, mientras que la española se situó a la izquierda, colocándose los arcabuceros y piqueros en la vanguardia de la formación.
Chatte, con 8 piezas de artillería, plantó cara a las tropas de Bazán, que resistieron durante 16 horas los ataques del enemigo gracias al constante refuerzo de arcabuceros y lansquenetes alemanes. Según relata Suárez Inclán, el ejército español sufrió 70 bajas mortales y contó 300 heridos, mientras que los portugueses lamentaron 70 muertos y 400 heridos o prisioneros.
Ante el aguante de las tropas españolas los portugueses huyeron a la mañana siguiente, dejando a los franceses solos y sin posibilidad alguna de resistir. Bazán mandó cargar con todo y tomaron San Sebastián, haciendo retroceder a los franceses hasta la colina de Nuestra Señora de Guadalupe, donde se reagruparon. El marqués de Santa Cruz tomó Angra sin resistencia, capturando 13 buques franceses, 16 portugueses y 2 ingleses.
Chatte comprendió que la resistencia era imposible por lo que empezó negociaciones con Pedro de Padilla, con quien había combatido codo con codo en el Gran Sitio de Malta. Lo oficiales franceses pudieron de esta forma conservar sus armas pero no hubo tal consideración con los portugueses que se levantaron contra Felipe.
Una vez tomada la Terceira, capturando los 44 fuertes y más de 300 piezas de artillería, algunas provistas por el Turco, quedaba someter las pequeñas islas de San Jorge, el Pico y la Fayal. Bazán envió a Pedro de Toledo con 12 galeras y 2.500 infantes, el cual tomó sin dificultad las dos primeras, pero en Fayal se encontró con gran resistencia pues allí estaban acantonados unos 500 soldados franceses e ingleses con abundante artillería.
Toledo abrió negociaciones con los asediados pero el portugués Guedes de Sousa decidió asesinar al enviado español, por lo que Toledo mandó cargar a sus hombres, los cuales desembarcaron y tomaron a la fuerza el fuerte de Santa Cruz el 2 de agosto. A las tropas francesas e inglesas que se rindieron se les perdonó la vida, no así al comandante portugués, que fue decapitado por su desprecio a las leyes de la guerra. Se tomaron 16 piezas de artillería y 6 banderas.
Se ponía así fin a la guerra de sucesión a la corona portuguesa. Crato se refugió en París, mientras que Bazán envió las galeras con la correspondencia requisada al enemigo, entre la que se encontraban documentos dirigidos al rey francés, y al galeón "San Mateo", que llegó a Cádiz el 13 de septiembre arrastrando por mar 46 banderas enemigas y llevando consigo numeroso botín de guerra.
Por tal gesta el rey nombró a Bazán grande de España y capitán general del mar Océano, premiando también a los que se distinguieron en los combates para unificar los reinos de la península en la persona de Felipe.
Desembarco de los tercios en la Terceira
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Mapa de la Terceira. Linschoten, 1595.
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Álvaro de Bazán, por Rafael Tegeo.
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Antonio. Prior de Crato. |
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