El 4 de noviembre de 1572 las tropas protestantes de Jerome de Tseraart comenzaban un duro asedio sobre la villa católica de Middelburg, en el corazón de Zelanda, defendida valientemente durante casi un año y medio por Cristóbal de Mondragón.
Inmersas en la Guerra de los 80 años, las tropas españolas tratan de contener el avance de los protestantes holandeses por todos los Países Bajos. En la provincia de Zelanda los protestantes comenzaron una brillante campaña de la mano del gobernador de Flesinga, Jerome de Tseraart, que había levantado un ejército de unos 7.000 hombres, entre holandeses, mercenarios alemanes e ingleses. Solo resistían en Zelanda las villas de Middelburg, la capital de la provincia, Goes y Arnemuiden.
Tseraart con 1.100 soldados trató infructuosamente de tomar Middelburg a finales de abril de 1572. Las fuertes defensas de la villa lo impidieron. En junio un nuevo intento apunto estuvo de tener éxito de no ser por la salida de las tropas españolas de la villa en una carga nocturna contra las posiciones holandesas. Los holandeses no tenían suficientes recursos para tomar la plaza en ese momento y decidieron cambiar de objetivo.
Ahora Tseraart se lanzó a sitiar Goes, en el estuario oriental del río Escalda. La villa de Goes estaba defendida por el capitán Isidro Pacheco, quien contaba con 200 soldados españoles y 100 valones. El duque de Alba mandó al coronel Cristóbal de Mondragón y a Sancho Dávila a levantar el asedio. Los comandantes españoles idearon un arriesgado plan para cruzar el Escalda con la marea baja y, tras recorrer 17 kilómetros vadeando el río y otros 20 hasta llegar a Goes, cargaron los apenas 2.600 soldados españoles, cansados y helados de frío, contra los protestantes y levantando el asedio el 21 de octubre.
Los holandeses se recompusieron y juntaron un ejército de unos 2.000 hombres. Tseraart y el capitán van Mentheda sitiaron la villa de Middelburg el 4 de noviembre de 1572. Los protestantes, que habían aprendido la lección en los 2 anteriores intentos de asaltar la ciudad, decidieron sitiarla y rendirla por el hambre. Lo primero que hicieron fue cortar las comunicaciones fluviales tanto en la desembocadura del Escalda en el mar del Norte como el canal de Bergen.
Tseraart reforzó el asedio con varias banderas inglesas bajo el mando de Thomas Morgan y se aprestó a tomar el castillo de Ramekin. Los protestantes cavaron túneles durante semanas y lograron minar un torreón del castillo y parte de la muralla, debiendo rendirse los pocos soldados españoles que mantenían su defensa. La ciudad corría grave peligro tras esa pérdida y la ocupación protestante de casi toda la isla de Walcheren, por lo que el gobernador, Antonio de Borgoña, suplicó al duque que le enviase un pronto socorro.
El Gran Duque mandó a Cristóbal de Mondragón a levantar el asedio. Era ya mayo de 1573 y el coronel, al frente de 300 veteranos, salió presto al socorro y logró tomar la isla de Tholen, al oeste de Middelburg, tras vencer a los más de 1.500 protestantes que se encontraban allí. Mondragón consiguió entrar con sus soldados en la ciudad poniéndose inmediatamente al frente de su defensa.
Pasaban las semanas y el asedio continuaba. Los españoles resistían en el interior de la ciudad, con algunas salidas para tratar de hacerse con las baterías de asedio de los protestantes, pero no podían romper el cerco y el hambre se extendía entre la población. Mondragón mandó emisarios al duque indicándole la terrible situación que estaban viviendo los sitiados. En navidades la situación se volvió desesperada; al menos 1.000 personas, entre soldados y ciudadanos, murieron por el hambre, las enfermedades o el frío.
El duque de Alba había regresado a España, tras ser reemplazado al frente del gobierno de los Países Bajos por Luis de Requesens, amigo de la infancia del rey Felipe II. Una de sus primeras medidas fue montar una flota para socorrer Middelburg. Debía comandarla Monsieur de Beauvoir, pero se encontraba en cama muy afectado de salud, por lo que ordenó al maestre Julián Romero, con quien no tenía una buena relación y quien consideró un error ponerle al frente pues no era hombre de manr, mandar el socorro, llevando como vicealmirante a Thierry de Glymes, señor de Limelette.
La improvisada armada, compuesta por cerca de 30 naves de guerra y otros 40 buques de transporte de tropas y mercancías y comandada por Romero, salió del puerto de Bergen Op Zoom. Mientras tanto de Amberes partía otra escuadra de unos 30 buques liderada por Sancho Dávila. Los españoles llevaban 12 compañías del Tercio de Sicilia, varios regimientos valones de Monsieur de Beauvoir y 4 compañías del conde de Roeulx, así como varios alemanes y voluntarios.
El 29 de enero de 1574, nada más salir de puerto, una salva disparada a modo de saludo impactó accidentalmente en uno de los buques mejor armados de la escuadra de Romero, en el que viajaba la compañía de Francisco de Bobadilla, quedando éste y muchos de sus hombres mal parados pero a salvo tras escapar del fuego del buque. El resto de la flota continuó su rumbo hasta ser sorprendida en las inmediaciones de Reimerswaal, muy cerca de Bergen Op Zoom, por la armada holandesa, los Mendigos del Mar, muy superiores en buques y hombres.
La armada holandesa tenía la marea y el viento a favor y se abalanzó sobre los buques españoles que empezaron a encallar quedando a merced de la artillería enemiga. El barco de Glymes, que había encallado en el borde del estuario, fue abordado por la almiranta holandesa junto a otras 3 naves. Los hombres de Glymes se defendieron gallardamente sin que Romero pudiera llegar a socorrerles. El propio Glymes murió tras recibir dos arcabuzazos
Al buque de Romero se le asieron 4 barcos holandeses también. Los de Romero pusieron en un serio aprieto a sus enemigos; mataron a los capitanes Schot y Klaaf Klaafzoon y el almirante Louis Boisot perdió un ojo en los combates. En el buque de Romero se abrieron varias vías de agua, hundiéndose finalmente. Romero pudo escapar a nado junto con varios de sus hombres. La superioridad numérica holandesa era demasiada, por lo que el resto de la flota española tuvo que volverse a Bergen Op Zoom.
Bernardino de Mendoza afirma que Luis de Requesens fue testigo de la derrota de la flota española a "la cual vio combatir, y tan cerca que alcanzaban balas de artillería al dique". En el mismo dique, tras llegar a él a nado el maestre Julián Romero, éste le espetó al gobernador "V. Excelencia bien sabía que yo no era marinero, sino infante; no me entregue más armadas, porque, si ciento me diese, es de temer que las pierda todas".
Se perdieron en aquella jornada 15 naves y unos 700 soldados, entre españoles y valones, algunos de ellos muy queridos como el capitán Diego Carrillo de Acuña o el alférez Nieto, además de 3 banderas. Además la escuadra de Dávila decidió dar media vuelta ante la imposibilidad de llevar los suministros a los sitiados. También cayeron muchos soldados holandeses, pero el socorro español había sido evitado por lo que Middelburg quedaba a merced de los protestantes.
Llegado febrero de 1574 a Mondragón no le quedaban víveres. Todos sus intentos de comunicarse con Requesens fueron infructuosos, ante el bloqueo de la ciudad, mientras que los holandeses amenazaban con asaltar la ciudad y matar a todos sus defensores. Mondragón quemó algunas casas y amenazó con quemar los mercados y las fábricas, algo que los sitiadores ansiaban profundamente. Guillermo de Orange accedió a negociar en el castillo de Ramekin.
Mondragón exigió que se respetasen las vidas de los habitantes de la ciudad, así como permitir la retirada de las tropas españolas con sus armas y estandartes. Orange accedió a ello y firmaron la capitulación el 18 de febrero de 1574, retirándose las tropas españolas el día 23 de ese mes. La isla de Walcheren quedaba completamente bajo el control protestante.
Asedio de Middelburg, por Frans Hogenberg |
Mapa de Zelanda |
Cristóbal de Mondragón |
Julián Romero |
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