El 27 de agosto del año 1545 nacía en Roma Alejandro Farnesio, III duque de Parma, y uno de los más brillantes militares al servicio de España de todos los tiempos.
Alejandro tenía unos antepasados ilustres: era hijo de Octavio Farnesio y Margarita de Austria, hija bastarda de Carlos I y por tanto, Felipe II era su tío. Su bisabuelo fue el papa Pablo III, y recibió el título de III duque de Parma, Plasencia y Castro.
Fue educado primero en Bruselas y después en la corte de Madrid por invitación del rey, donde permaneció hasta 1565, estudiando en Alcalá de Henares con su primo, el infante Carlos, llamado también "El maldito", por una demencia desarrollada a raíz de una caída casi mortal de la que solo se salvó tras una arriesgada trepanación en la cabeza, y su tío y amigo, Juan de Austria, hermanastro del rey Felipe.
Pronto se distinguió como un estudiante aplicado y sobre todo, un valeroso guerrero. Cuentan las crónicas de la época que combatía sin protección alguna, lo que puede explicar el carácter temerario del que haría gala en algunas ocasiones futuras. Para 1565 había regresado a Bruselas, donde estaba su madre, que era gobernadora de Flandes, y donde se casó el 30 de noviembre con María de Portugal, hija de Eduardo de Portugal e Isabel de Braganza, y nieta de Manuel I, "El Afortunado".
Pero los deberes le llamaban y volvió a sus posesiones junto a su mujer en Parma, donde tendría dos hijos, Margarita, nacida en 1567 y Ranuccio en 1569. No permanecería mucho más allí. Su tío, Felipe II, preparaba el golpe definitivo contra el peligro otomano en el mediterráneo, que había tomado Chipre en 1570. Su otro tío, Juan de Austria, sería el encargado de dirigir la flota cristiana, contando apenas con 24 años, pero ya era un militar de gran talento y destacaba por su ingenio y elegancia en el combate.
Alejandro no lo dudó un instante y acudió a su lado, combatiendo en Lepanto el 7 de octubre de 1571. No está claro del todo, pero parece un hecho que formó en la galera de Juan de Austria, la "Real" y, dado su arrojo y sus dotes para la lucha, tuvo que tener una actitud destacada, al igual que su tío, quien varias veces estuvo expuesto a la muerte y dirigió de manera brillante la suerte de sus ejércitos.
De vuelta a Parma tuvo a su tercer hijo, Eduardo, en 1573, y permaneció dedicado a los asuntos del ducado hasta 1577, fecha en que su tío Juan le reclamó para pacificar Flandes. La muerte de Luis de Requesens hizo que Felipe II colocase a su hermanastro como gobernador de la región. Éste mostró su compromiso con la paz tras firmar el Edicto Perpetuo, que reconocía el contenido de los Acuerdos de Pacificación de Gante, retirando los tercios de los Países Bajos, aceptando la tolerancia religiosa e incrementando la autonomía, y reconociendo a Guillermo de Orange como estatúder de Zelanda y Holanda.
Pero nada de esto sirvió y los calvinistas se mostraban cada vez más agresivos, teniendo que huir el propio gobernador a Namur, para no caer en sus manos. Juan llamó a quien sabía que podía reconducir la situación: su sobrino Alejandro, a quien puso al mando de los tercios que se encontraban en Italia. Era finales del año 1577 y Alejandro partía hacia Flandes con 6.000 soldados de los Tercios Viejos, los mejores que se podían encontrar en aquel momento. Por desgracia, uno de los mejores militares españoles, Julián Romero, maestre del Tercio de Sicilia, fallecería durante el trayecto a través del Camino Español.
A comienzos de año las tropas de Farnesio estaban concentradas en Luxemburgo junto a los ejércitos reunidos por Juan. En total 17.000 hombres. Contra éstos, los Estados Generales de Guillermo de Orange, opusieron más de 25.000 soldados que partieron en su busca, pero llegado el momento, y posiblemente ante el miedo a presentar batalla contra los españoles en su terreno, partieron en dirección a Gembloux. El 31 de enero de 1578 las tropas de Juan de Austria aplastaron allí a los protestantes, tras una serie de espectaculares cargas de caballería encabezadas por Farnesio que, lanza en mano, acabaron con la vida de más de 10.000 enemigos.
Sabemos que Juan de Austria le reprochó a su sobrino cargar con tanto desprecio por su vida, pero para el futuro duque todo capitán debía haber destacado antes valerosamente en el oficio de soldado. Tras esto se puso al frente del sitio de la villa de Diest, tomándola unas semanas después, lo mismo que las villas de Sichen y Limburg. Mientras tanto, Juan contrajo unas fiebres tifoideas que agravaron su estado de salud tras el verano de 1578, teniendo que hacer testamento el 28 de septiembre y dejando como gobernador de los Países Bajos, hasta la confirmación por parte de Felipe II, a su sobrino Alejandro. Éste se encargó de los funerales de su tío tras su muerte el 1 de octubre, algo que le afectó notablemente, dada la gran amistad que les unía.
Confirmado en el cargo por el monarca español, Farnesio comenzó una intensa labor diplomática y militar que le llevaría a obtener el compromiso de las provincias del sur con España, mediante la Unión de Arras. Desde ese momento, y estableciendo su base en Artois, Alejandro comenzó una serie de campañas militares contra las regiones de Brabante y Flandes que apoyaban la Unión de Utrech. En 1579 tomaba la villa de Burgerhout, y luego Maastrich tras casi 4 meses de asedio, donde murió el primo del propio Farnesio, Fabio.
En los siguientes años siguió con la ofensiva. En 1581 tomó la villa de Courtenay y la ciudad de Breda y acaba sitiando Cambray. Para 1582 ya se había apoderado de la importante plaza de Tournay, donde a punto estuvo de morir, siendo rescatado debajo de 3 cadáveres con una herida en la cabeza. En los meses siguientes tomó Menin, Werbick, Clusa, Eindhoven y Sichen, venciendo a los franceses y holandeses en Steenbergen y apoderándose también de esta plaza. Farnesio avanzaba imparable venciendo en cada encuentro con el enemigo. A las tomas de Ypres y Brujas, le siguieron los sitios de Gante y de Amberes, tomando la primera, junto con Bruselas, antes de rendir la principal ciudad flamenca y bastión principal de los protestantes.
La toma de Amberes fue todo un acontecimiento. El sitio de la ciudad duró más de un año y requirió de todas las dotes de estratega del general. La construcción del puente sobre el río Escalda recordó al paso del Rin por las tropas romanas de Julio César, y la caída de la ciudad, el 17 de agosto de 1585, fue recibida con inusitado entusiasmo por el rey, quien le espetó a su hija "¡Amberes es nuestra!", recompensando a Farnesio con el Toisón de Oro.
En 1586, y sin apenas descanso, tomó las ciudades de Grave, Venloo y Nus, asegurando el Brabante contra cualquier invasión desde Alemania y manteniendo el control del río Mosa. Falleció entonces su padre, heredando así el ducado de Parma, por lo que pidió licencia al rey para ocuparse de sus asuntos. Mas no podía Felipe prescindir de él, por lo que Alejandro dejó a cargo del ducado a su hijo Ranuccio. Tras el descanso invernal en Bruselas, el duque preparó a conciencia la campaña de 1587.
Empezó tomando casi sin oposición Woue y Deventer. Ya con todas las plazas del Brabante, en la región de Flandes tan solo le quedaban por tomar las ciudades de Ostende y de La Esclusa. Se lanzó a por esta última, por ser una importante plaza marítima, y pudo tomarla a pesar de los intentos de los ingleses, bajo el mando del conde de Leicester, de socorrerla. 1588 tendría como protagonista la gran operación ideada por Felipe II para tomar Inglaterra: la Grande y Felicísima Armada. Ésta debía de partir de los puertos españoles y recoger las tropas en los Países Bajos. Farnesio siempre mostró su rechazo a tal empresa, pues aún no tenía la situación controlada en Flandes y juzgaba una temeridad sacar tropas de allí para mandarlas contra los ingleses. El resultado es de sobra conocido.
1590 no fue un año mejor. Las guerras de religión en Francia, con el bando hugonote comandado por Enrique III de Francia y Enrique de Navarra, hicieron que Felipe ordenase al duque pasar desde los Países Bajos con sus ejércitos para socorrer al bando católico. Farnesio tampoco estaba de acuerdo con tales órdenes, ya que suponían dejar desprotegido gran parte de los Países Bajos, pero cumplió la voluntad del rey con abnegada resignación. Tantos conflictos le desgastaron sobremanera, siempre a la carrera, apagando fuegos en Francia y en Flandes.
En abril de 1592 recibió un arcabuzazo durante el asedio de la plaza de Caudebec. La herida no fue bien tratada y el estado de salud del duque fue mermando rápidamente. Durante la campaña militar de Arras falleció por una hidropesía la madrugada del 3 de diciembre de ese año. Sus restos fueron trasladados a la catedral de Parma y de ahí a la basílica de Santa María de Steccata. España perdía a uno los mejores militares de toda la historia. Su ingenio, capacidad táctica y arrojo, hicieron de él un general muy querido por su tropa y admirado por propios y extraños.
Como pequeña muestra del carácter de Farnesio baste nombrar su actuación durante el intento de socorro de Amberes por parte de Justino de Nassau, cuando, para mantener la posición de Cristóbal de Mondragón, amenazada terriblemente por los holandeses, cargó primero, espada en mano, gritando aquello de "¡No cuida de su honor ni estima la causa del rey quien no me siga!", haciendo que todos sus hombres se lanzaran tras él a socorrer a sus compañeros.
Alejandro Farnesio |
Batalla de Lepanto |
Países Bajos en 1579 |
Puente sobre el Escalda. Amberes |
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