El 16 de julio del año 1656 un ejército del imperio español, bajo el mando de Juan José de Austria, se batía con las fuerzas francesas del vizconde de Turenne, las cuales tenían sitiada la ciudad de Valenciennes.
La Guerra de los 80 años había llegado a su fin tras la paz de Münster, pero los problemas para la monarquía española no habían cesado; Portugal estaba en llamas tras la ascensión al trono de Juan IV, restaurando así la independencia del país vecino. Cataluña se había recuperado del yugo francés, pero éstos aún mantenían la posesión sobre el Rosellón y amenazaban ahora las posesiones españolas en el sur de Flandes, poniendo el ojo sobre la estratégica plaza de Valenciennes.
Valenciennes estaba situada por aquel entonces en la provincia de Henao, en territorio español de los Países Bajos. La ciudad era un elemento clave para las comunicaciones de la región, por lo que la Francia de Luis XIV, el Rey Sol, le había puesto los ojos encima. De esta manera se armó un potente ejército de más de 25.000 soldados para hacerse con ella. Encuadrados en 2 formaciones, una en cada orilla del río Escalda, el cual atravesaba la ciudad de norte a sur, aquel contingente cayó sobre Valenciennes el 18 de mayo de 1656.
El ejército francés, cuyo mando recaía en Enrique de la Tour, vizconde de Turenne y mariscal de Francia desde 1643, comenzó con el asedio sin perder un segundo de tiempo. Al frente de la plaza se encontraba una pequeña guarnición de poco más de 1.000 hombres bajo el mando de Francisco de Meneses, dispuesta a aguantar lo que hiciese falta, aunque la escasez de suministros y pertrechos era notoria.
Los franceses, dirigidos por el subordinado de La Tour, el mariscal Henri de la Fertè, estaban bien organizados y contaban con abundante artillería, así que comenzaron a descargar sus cañones y a diezmar las defensas de la villa. Los españoles aguantaban a base de mucho tesón, valentía y esporádicas salidas nocturnas para tratar de dañar o poner fuera de combate la artillería gala. Pero la plaza no podía aguantar eternamente y los españoles lo sabían.
Juan José de Austria había llegado a Flandes a comienzos de mayo de 1656 como nuevo gobernador de los Países Bajos. Era hijo de Felipe IV y la actriz María Calderón, llamada "la Calderona", y tenía un talento innato para la guerra y la política. Su carrera militar era meteórica, habiéndose destacado en la guerra con Portugal y la recuperación de Cataluña. Reunió a su junta de generales en la que se encontraban Luis de Borbón, príncipe de Condé, que se había pasado al bando español unos años antes; el marqués de Caracena, el príncipe de Ligne, el conde de Wuttemberg o el conde de Marsín.
Dada la precaria situación de los sitiados en Valenciennes, y sabiendo que éstos no podrían aguantar por mucho más tiempo, Juan José de Austria resolvió acudir inmediatamente en su socorro aun sin estar plenamente organizadas sus tropas. De esta forma la noche del 15 de julio, cuando la ciudad estaba ya al límite de su resistencia y los franceses confiaban ciegamente en su victoria, los ejércitos españoles se plantaron en las proximidades de Valenciennes. Allí se concentraron los 20.000 soldados que traía el de Austria consigo, formando 4 cuerpos de ejército.
Las tropas se organizaron de la siguiente manera: el grueso del contingente español, la infantería española e irlandesa, quedaba bajo el mando del propio Juan José de Austria y contaría como segundo con José Castejón, marqués de Caracena. El príncipe Carlos José de Ligne formó al mando de la caballería imperial. Los otros 2 cuerpos quedaban bajo el mando del príncipe de Condé y del conde Marsín respectivamente.
Aprovechando la caída de la noche, las fuerzas de Condé y de Juan José de Austria se lanzaron contra las posiciones francesas del mariscal Henri de La Ferté que, cogido por sorpresa fue incapaz de reaccionar en condiciones. Las fuerzas de Luis de Borbón arremetieron con tal furia que desorganizaron por completo las ya de por sí maltrechas líneas francesas, que intentaban sin éxito contener el avance español.
En ese preciso momento el príncipe de Ligne entró en escena al frente de sus hombres. La aparición de la caballería española terminó de desorganizar a las fuerzas francesas que quedaron diezmadas en muy poco tiempo. El vizconde de Turenne reaccionó y desde su campamento se dirigió con sus hombres a socorrer a las devastadas fuerzas de la Ferté, pero se inmediatamente se vio repeliendo un ataque de diversión realizado por 4.000 soldados de las fuerzas de Juan José de Austria. Los españoles lograron detener el avance de Turenne por lo que la suerte ya estaba echada.
Al amanecer del día 16, el grueso de las tropas españolas se lanzó contra el campamento francés. Turenne, cansado y con sus fuerzas al límite de la resistencia, no tuvo posibilidad alguna de repeler el ataque, ya que había perdido una quinta parte de su ejército durante la noche, decidió retirarse a lugar más seguro donde poder reorganizar sus fuerzas. El sitio de Valenciennes había acabado. Los franceses contaban más de 4.000 muertos y heridos, medio centenar de piezas de artillería, y más de 1.400 prisioneros, entre los que se encontraban el propio La Ferté y unos 80 veteranos oficiales.
Las fuerzas españolas lamentaron unas 500 bajas entre muertos y heridos pero, aunque consiguieron una gran victoria y levantar el asedio de Valenciennes, no pudieron explotar convenientemente el triunfo al carecer de fondos, y las fuerzas francesas, con la ayuda inglesa, lograron pasar de nuevo al ataque más adelante, repitiéndose una vez la historia.
Valenciennes. Augusto Ferrer-Dalmau |
Mapa de la época |
Juan José de Austria |
Luis II de Borbón, el Gran Condé |
Enrique de la Tour, vizconde de Turenne |
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