En la época medieval, la simple disputa entre vecinos podía acabar en el asesinato, con la excusa de ser un hereje. Por lo tanto, su propósito era reglamentar el delito de herejía, a modo de tribunal, evitando que la gente se tomara la justicia por su mano. Y en esto conviene aclarar que se refería a los herejes, es decir, todo aquel bautizado que rechaza algún dogma sagrado. Ergo no tenía jurisdicción sobre moros o judíos.
Primero surge en el sur de Francia a finales del siglo XII, en la zona de Languedoc. El Papa Lucio III decreta la bula "Ad abolendam", como medio para acabar con la herejía Cátara. Más tarde, se instaura en Aragón, en el 1249, y llegará a Castilla tras la unión de ambas con los Reyes Católicos. La española ha sido la Inquisición más duramente castigada por el mito de la Leyenda Negra, propagada por los enemigos de España, fundamentalmente a partir del siglo XVI.
Como se ha explicado, uno de los fines de la Inquisición, era poner fin a los abusos que se cometían por los tribunales civiles o por los propios hombres. Los primeros tribunales de la Inquisición (administrada a nivel local y de reinos por obispos), de hecho, eran bastante laxos en cuanto a herejía se trataba. Paulo Hungarus, Inquisidor Mayor en Hungría, defendió a los chamanes paganos húngaros, asegurando que éstos, al adorar al sol, adoraban al ente supremo que era el mismo Dios, por lo que no hallaba razón para condenarlos.
No será hasta 1231 cuando Gregorio IX, mediante la bula "Excommunicamus", cuando se cree la Inquisición Papal, administrada principalmente por los dominicos, bajo la ulterior autoridad papal. En 1252, la bula "Ax Extirpanda", del Papa Inocencio IV, sienta las bases del procedimiento, para el cual se autoriza la tortura, solo en casos extremos y prohibiendo la mutilación y las heridas graves, y siempre bajo la presencia de un médico. La inmensa mayoría de los procesos no llegaban nunca a tal extremo, y la abjuración conllevaba la conmutación de la pena por cárcel, multa, destierro o incluso arresto domiciliario, como en el caso de Galileo.
Aunque desde 1249 la Inquisición existía en Aragón, como ya se ha indicado, tardaría casi 250 años en implantarse en Castilla, dando origen a la Inquisición española, sin duda la peor parada, y la que tanto nos gusta a los españoles sacar a relucir en cualquier conversación sobre religión. Ésta se crea mediante la bula emitida por Sixto IV, en 1483, dependiendo directamente de los propios Reyes Católicos. Su primer Inquisidor General sería Tomás de , uno de los más damnificados por la Leyenda Negra.
La inquisición era una institución tremendamente cuidadosa y organizada, por lo que las causas de herejía están muy detalladas en sus registros. Los resultados de la revisión, según la "Suprema", conservada en el Archivo Histórico Nacional, donde todos los tribunales locales remitían las actas anualmente, arrojan bastante luz a la cuestión del número de víctimas de la Inquisición en España. Desde sus orígenes hasta 1560, cuando apenas se conserva documentación, las recientes investigaciones admiten un número de condenas a muerte que oscila entre los 1.400 y los 7.500. De las 49.092 causas abiertas por la Inquisición entre el año 1560 y el 1700, dan una cifra de entre 930 y 980 condenados a muerte. En esas condenas por herejía, se contemplaban también crímenes como la violación o la piratería.
Otro de los grandes mitos son las matanzas orquestadas por la Inquisición contra los protestantes. Bien, el número de protestantes condenados por la Inquisición española entre 1520 y 1820 asciende a 220, de los cuales solo 12 fueron quemados. Autores como Gustav Henningsen, Jaime Contreras o Ricardo García Cárcel, entre otros estudiosos de la "Suprema", sostienen estas cifras.
Estas cifras resultan ridículas si las comparamos con las muertes que dejó la reforma anglicana, por ejemplo. Según la catedrática de historia moderna de la Universidad de Navarra, Rocío García Bourrellier, en Irlanda existían más de 2.000 monjes católicos antes del anglicanismo; solo 2 sobrevivieron a la represión de Enrique VIII. Durante el reinado de Isabel I, se ejecutaba a alrededor de 800 católicos al año. Y tuvo un reinado muy dilatado.
Además la Inquisición fue el primer tribunal del mundo que prohibió la tortura, cien años antes de que esto se prohibiese en otros tribunales. Muchos reos blasfemaban con el propósito de ser trasladados a cárceles inquisitoriales, más benignas que las prisiones comunes civiles.
Otro de las grandes leyendas dentro del mito en sí es la quema de brujas. La tan cacareada expresión de "Somos las hijas de las brujas que no pudisteis quemar", no es más que otro mito de la Leyenda Negra. Hubo persecuciones de brujas por parte de católicos en el siglo XV y XVI, pero las grandes cifras vienen de lado protestante después de la Reforma. Las caza de brujas en territorios alemanes, donde Lutero defendió vivamente su persecución, dejó un saldo de muertes que se cifran entre las 8.500 y las 15.000. En el distrito de Osnsbrück, por ejemplo, fueron quemadas 121 en tres meses en 1583. En Wolfenbutten quemaron a 10 en un solo día en 1593.También hubo una brutal persecución en la Inglaterra anglicana y en sus colonias.
En España, la Inquisición nunca se tomó en serio a la brujería como delito. Lo atribuían a ignorancia o falta de juicio. El obispo de Ávila, Alfonso de Madrigal, afirmaba en 1436 que los aquelarres eran fantasías producto de drogas. El dominico Lope de Barrientos, obispo de Cuenca, afirma que "nadie puede creer que una mujer pueda salir de una casa por una grieta, por un agujero de la pared o por una chimenea, porque con lo "luengo, ancho o rondo" de los cuerpos, no pueden pasar. Así concluye que creer en todo eso "no viene sino por falta de juicio". El Inquisidor General, Fernando de Valdés, en 1554 va aún más lejos: está convencido de que los casos de brujería "son simples imposturas, ya que es posible hacer confesar cualquier cosa a las brujas; en la mayoría de los casos, lo que hay que hacer es enviarlas a casa".
Según el hispanista francés, Jospeh Pérez, gran experto en la materia de la Inquisición Española, la Monarquía Hispánica constituye "un caso absolutamente único en toda Europa" pues frente a la "locura brujeril imperante", el Consejo de la Suprema y General Inquisición se convirtió en un "bastión de sensatez, prudencia y racionalidad" y no permitió "que se quemara una sola bruja" en las nueve "complicidades de brujas" en las que intervino entre 1526 y 1596. De hecho, de los archivos se desprende que hubo menos de 50 condenas a muerte en toda la historia de la Inquisición Española.
Hoy en día, los datos proporcionados por la inmensa mayoría de los historiadores modernos, no ofrecen la menor duda sobre la exageración desproporcionada de las atrocidades practicadas por la Inquisición, y más concretamente por la española. Sin embargo no parece que entre la gente común la leyenda negra de la Inquisición (sobre todo la española) haya desaparecido. Aún a día de hoy, muchísima gente cree que Galileo fue torturado y quemado en la hoguera. Incluso la mayoría atribuye a la Inquisición española la muerte en la hoguera de Miguel Servet, cuando precisamente murió a manos de los calvinistas.
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