Antecedentes históricos.
Los soldados en la marina ya existían en la Edad Media en Castilla y Aragón; pero esto ni mucho menos era una novedad, ya que tanto egipcios, como griegos, persas o romanos, por poner algunos ejemplos, venían empleando este tipo de unidades militares y construyendo las embarcaciones más idóneas para transportarlas. Estos hombres eran contratados de forma temporal para alguna jornada o empresa concreta y se les licenciaba al finalizar esta.
En España el antecedente histórico más lejano se atestigua en Las Partidas del rey castellano Alfonso X: "et sobresalientes llaman otrosi a los hombres que son puestos además en los navíos, así como los ballesteros y otros hombres de armas... no han de facer otros oficios sino defender a los que fueren en su navío lidiando con sus enemigos". Es decir, los sobresalientes eran soldados embarcados cuya única función era el combate, pero no se constituían como un ejército permanente, sino que eran reclutados individualmente cuando las circunstancias lo reclamaban.
Además debían ser "esforzados, recios et ligeros lo más que ellos pudiesen, et cuanto más usados fuesen de la mar, tanto será mejor", es decir, hombres que tenían relación con las armas, experiencias en combate, sobre todo pequeñas incursiones en costas enemigas y defensa y ataque de buques. En la costa del Cantábrico se podían reclutar algunos de los mejores hombres para este tipo de misiones, gentes curtidas en el mar y sus inclemencias.
Naves cántabras, en la batalla de la Rochelle |