El 10 de septiembre de 1634, por orden del rey Felipe IV, se crea la Coronelía o Regimiento de Guardias del Rey, siguiendo las indicaciones del conde duque de Olivares, como una fuerza que sirva de freno a los enemigos de la Corona.
En el año 1634 la guerra con Francia parecía del todo inevitable. El fin de las Guerras de Religión dejó a Luis XIII y a su primer ministro, el cardenal Richelieu, las manos libres para intervenir directamente en la Guerra de los Treinta Años, en la que su participación, hasta la fecha, se había limitado a la aportación de grandes sumas de dinero a la causa protestante, y a diversos golpes de diversión contra España en el escenario italiano. Ahora, una Francia que llevaba años en paz y que disponía de una economía más o menos saneada y una administración fuertemente centralizada, se podía permitir el lujo de entrar en la contienda y reclamar el lugar de España en la hegemonía europea.
Preocupado por la beligerancia del vecino del norte, el conde duque de Olivares instó al rey a ponerse al frente de su ejército y a presionar a la nobleza para que levantasen tropas para la guerra que habría de venir. Su famosa Unión de Armas, de 1624, no estaba dando los resultados esperados y las cifras propuestas de reclutamiento, 140.000 soldados aportados por los distintos territorios de la Monarquía, no se alcanzaban ni de lejos. La preocupación de Olivares era lógica, a pesar de las victorias obtenidas por el Ejército de Alsacia del duque de Feria en 1633, pues las fuerzas de Bernardo de Weimar y Gustav Horn se habían recuperado del varapalo sufrido y, apenas un año después, estaban decididas a hacerse con el control de Alemania.
Apenas unos días después de la gran victoria de las armas hispánicas en la Batalla de Nördlingen, se dictó la Real Decreto por el cual se levantaba una escogida fuerza para custodia del Rey. "El Rey. Sabed que Yo he mandado formar una coronelía de dos mil quinientos a tres mil infantes, soldados viejos, que se nombre y tenga privilegio de mi guarda siempre que Yo saliere personalmente y nombrado por coronel de ella al conde duque de Sanlúcar, mi caballerizo mayor, de mis consejos de Estado y Guerra y mi capitán general de la Caballería de España; al cual he concedido los honores y los privilegios siguientes:
Que por ser esta coronelía de mi guarda, ha de preceder a las demás que he mandado formar. Que ha de tener el privilegio la gente de ella de no salir de España si no fuese saliendo Yo en persona. Que así mismo tenga privilegio de no meterla en castillo, ni fortalezas, si no en caso de estar sitiados de enemigos o para sitiar. Que los servicios hechos por esta coronelía se hayan de reputar como de guerra viva, para ir ascendiendo a todos los puestos que pueden tener las personas que sirven en ella, conforme a las Ordenanzas militares que mandé publicar en 28 de junio de 1632. Que de los capitanes reformados que sirvieren en esta coronelía, se hayan de ir rellenando los entretenimientos que tengo resuelto haya en los presidios de España y las compañías de infantería que vacaren en ellos, hasta que ninguno de los capitanes quede por ocupar; después de los cuales han de entrar los alféreces en el servicio de dichas compañías y entretenimientos.
Y porque conviene que la gente que al presente está sirviendo en otras partes no se ausente de sus puestos, por la falta que haría en ello, es mi voluntad no se reciba en esta coronelía gente alguna de esa calidad; con lo cual se previene el inconveniente de acudir a alistarse movidos por de haber de gozar de las dichas preeminencias. Que las personas que se alisten han de ser socorridas desde el día que lo hicieran, hasta llegar a la parte donde deben residir, en la cual se les ha de dar sus pagas prontamente y todas las demás comodidades de alojamiento, cama, luz y lumbre que tengo mandadas dar y se acostumbra para que mejor se puedan conservar".
De esta manera, se publicaron bandos con todos los privilegios y prerrogativas concedidas para el alistamiento de la gente en Madrid, Toledo, Sevilla, Burgos, Granada, Cuenca, Cáceres o Trujillo. A los 15 días de la publicación los capitanes y banderas se presentarían en las distintos puntos para el recibir, alistar y socorrer a la gente. El regimiento se formó definitivamente en Madrid, con la gente más veterana y válida de cuantos se presentaron y, a pesar de que en el Real Decreto nada se decía acerca de su composición y organización, es casi seguro que éstas se hicieran siguiendo las Ordenanzas de 1632. No se sabe bien el motivo, pero el regimiento o coronelía estaría formado por quince compañías, cada una de ellas compuesta por 200 infantes, que es la distribución que en las Ordenanzas se hace de los tercios existentes fuera de España, en vez de las doce compañías con 200 hombres cada una, previstas para los tercios que se creen dentro del país.
Guardia del Rey |
La plana mayor estaba compuesta por el coronel, acompañado de un teniente coronel y de un sargento mayor, mientras que las compañías estaban gobernadas por el capitán, quien contaba con un alférez, un abanderado, un paje, un sargento, dos tambores, un pífano, un furriel, un barbero y un capellán, mientras que la distribución de los infantes se haría, tal y como disponían las citadas ordenanzas, de la siguiente manera: 40 mosquetes, 90 arcabuces y 60 coseletes. Ni que decir tiene que, al igual que con la mayor parte de unidades que componían los ejércitos de la Monarquía Española, esta deseada distribución rara vez se cumplía, bien por falta de efectivos o medios, bien por desdén del capitán de la compañía e incluso, en algunos casos, por mala fe de éste. Este regimiento iba a ser conocido por el pueblo como "Los Guzmanos", por ser el conde duque su creador.
Una vez estuvo listo, el regimiento marchó para incorporarse al Ejército de Cataluña, ya que la entrada de Francia en la Guerra de los Treinta Años en 1635 amenazaba el flanco noreste de España. Esta unidad se puso a la vanguardia de las tropas que invadirían la provincia francesa de Languedoc. Richelieu había logrado movilizar, a pesar de los reveses sufridos en los dos primeros años de combates, cuatro cuerpos de ejército con los que atacó Luxemburgo, Alsacia, el Franco Condado y diversas plazas de Picardía. La invasión española de esta provincia estaba encaminada no solo a abrir un nuevo frente al francés, sino a animar a las revueltas a los partidarios del duque de Orleans. El rey consultó con los Consejos y resolvió que la mejor opción que se presentaba era la de atacar el castillo de Leucate, ya que los franceses concentraban ahí gran cantidad de recursos con los que controlaban los pasos fronterizos.
Felipe IV ordenó al virrey de Cataluña, Enrique de Aragón y Cardona, que con sus 4.000 hombres y 1.200 caballos se internase en Francia, y que además apremiase a Felipe de Silva a hacer lo propio desde Guipúzcoa y Navarra. El virrey Cardona acuarteló a la coronelía del rey en Esgel e Illa, en el Rosellón. Por orden del rey hizo el duque de Cardona invocó el Princeps Namque, por el cual todos los fedatarios del rey en Cataluña debían acudir con sus armas a los lugares indicados por las autoridades. De este modo, al fin, esta región rica en hombres y dineros, iba a contribuir al bien común de España. Pero no sería tan fácil la contribución, pues los catalanes solo querían circunscribirla al territorio exclusivo del principado, llegando incluso a cobrar arbitrios por guardar los bastimentos del ejército del rey dentro de Barcelona.
A finales de agosto se pasó revista a las tropas españolas concentradas en el Rosellón, compuestas por cerca de 12.000 infantes, unos 1.300 caballos, y 31 cañones, según el Mercure François. El mando lo ostentaba el conde de Cervellón, mientras que la caballería la gobernaba el duque de Ciudad Real. Leucate era una plaza de vital importancia pues abría las puertas del Languedoc. El regimiento de Guardias se destacaba en la vanguardia y fueron los primeros en fortificarse tras la toma del puesto de Nouvelle y completar el cerco. Charles de Schomberg, duque de Halluin, se puso al frente del ejército de socorro. El asedio continuaba, pero el 23 de septiembre Cervellón escribió al duque de Cardona que los franceses se aproximaban con una fuerza de 15.000 infantes y 2.000 caballos, y solicitó que se reclutasen milicias en Gerona y Barcelona.
El 27 de septiembre los franceses ya estaban librando los primeros combates, reforzados por algunos miles de hombres que le habían ido llegando por el camino a Schomberg y, el 28 por la mañana, lanzaron el ataque general contra las trincheras españolas. Sin los refuerzos prometidos por Cataluña y Aragón, los soldados españoles resistieron hasta tres asaltos sucedidos a lo largo del día. Con la caída de la noche, el ejército de Cervellón se retiró en buen orden. El Regimiento de Guardias pasó un tiempo en el principado hasta que, en junio de 1638, un ejército francés bajo el mando del príncipe de Condé y del arzobispo de Burdeos, Henri de Sourdis, compuesto por 18.000 infantes, 2.000 caballos, y diversos buques de guerra, puso sitio a la ciudad de Fuenterrabía.
La coronelía puso a disposición de los defensores de la plaza 1.400 hombres bajo el mando del marqués de Mortara, nuevo teniente coronel, con los que reforzar la guarnición, que en un principio era de poco más de 1.000 hombres. El resto de la coronelía se quedó en Cataluña reforzando la frontera. El sitio fue definitivamente levantado por el almirante de Castilla, Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, el 8 de septiembre cuando, al frente de un ejército de socorro de 15.000 infantes y 500 caballos derrotó a las fuerzas francesas. Son destacados los combates que protagonizaron los soldados de la Guardia en el en la zona de Oyarzun y sobre todo, en el monte Jaizquibel, donde obtuvieron una sonada victoria en inferioridad numérica.
Para el verano de 1639 la coronelía estaba al completo nuevamente en Cataluña, preparada para la campaña contra Francia de ese año. Con un nuevo teniente coronel, Fernando Rivera, los hombres de la Guardia formaban la vanguardia de la fuerza que atacó Rivesaltes, en el Rosellón. La coronelía se dividió posteriormente en dos cuerpos; uno bajo el mando del maestre de campo Juan de Arce, y otro a cargo del coronel Luis Méndez de Haro. Estos dos cuerpos intervendrán en los primeros combates contra los sublevados en Gerona, pero los resultados no serán los esperados, produciéndose un número importante de deserciones entre sus filas, y se volverá a refundar en un solo cuerpo que será retirado al río Ebro. También existe la teoría de que la disolución de uno de los cuerpos se debió a los excesos de Arce con la población de Perpiñán.
Asedio francés de Fuenterrabía |
A pesar de los refuerzos de hombres asignados a la coronelía en esa época, Rivera no contaba con suficientes fuerzas, como indica la revista que pasó la unidad en diciembre de 1640 en la localidad de Tortosa, donde se destaca que "D. Fernando de Rivera, hijo del duque de Alcalá, gobernaba la coronelía del conde duque, que se formaba de 1.500 infantes". La coronelía pasó en el frente de Cataluña la mayor parte del tiempo hasta que, tras firmarse la Paz de los Pirineos entre España y Francia, el 7 de noviembre de 1659, acompañó al rey a la isla de los Faisanes, situada en el río Bidasoa, y actualmente es el territorio en condominio más pequeño del mundo. Para esta fecha la coronelía estaba gobernada por el teniente coronel Pedro Nuño Colón de Portugal, duque de Veragua.
Sobre los soldados de la Guardia se escribía que vestían con "casacas amarillas, guarnecidas con franja de terciopelo ajedrezado de dos colores, y mirábanse en las partes opuestas que caían sobre los pechos y las espaldas las armas reales bordadas con curiosidad y primor, figurándose también de los mismos torzales y matices en las que cubrían los hombros las cruces celebradas de Borgoña. Formando una vista hermosa, lo que sobresalía esta airoso traje en la alternativa de las picas y mosquetes, en la igual ordenanza de las hileras, y precedía en el frente de escuadrón el duque de Veragua con la misma casaca que los demás infantes y su pica".
La coronelía recibiría pronto una nueva misión: desplegarse en Portugal, que en aquellos tiempos se había sublevado proclamando rey al duque de Braganza. En 1661 se desplegó en el frente de Extremadura, siendo reforzada por dos compañías del Tercio de la Armada del Mar Océano, lo que le hacía disponer de un total de 15 compañías. No duraría mucho la coronelía como tal, ya que Juan José de Austria, hijo de Felipe IV y de la actriz María Calderón, presionó a su padre para que acabase con las prerrogativas que la unidad tenía, lo que sumado al intento de borrado de todo cuanto tenía que ver con la figura del conde duque de Olivares, y las permanentes quejas del resto de unidades, desembocó en la Real Orden de 2 de marzo de 1661 por la cual la coronelía de Guardias de Infantería del Rey se redujo al pie de tercio ordinario de infantería.
El tercio se rebautizará en 1664 con el nombre de Tercio de Castilla, continuando encuadrado en las fuerzas españolas para la campaña de Portugal. Mediante disposición de la reina regente Mariana de Austria, de 27 de febrero de 1668, se le cambiará el nombre nuevamente pasando a denominarse como Tercio Provincial de Sevilla, aunque coloquialmente se le llamará como Tercio de los Morados, por el color que usaban en su librea. El Tercio combatirá en Francia y en las campañas africanas. Con el cambio de dinastía tras la llegada del borbón Felipe V, la unidad será nuevamente rebautizada en 1707 con el nombre de Regimiento de Castilla, y en 1710 como Regimiento Inmemorial de Castilla, tomando parte en la Guerra de Sucesión, y combatiendo en Mallorca, Polonia o Austria.
Ya durante el reinado de Carlos III adquiriría la unidad el nombre por el que será conocido en la actualidad. Y es que por Real Orden de 17 de enero 1766, y a instancias del marqués de Esquilache, se bautizará como Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey, y se le otorga "patente absoluta de antigüedad, ordenando que lleve el nombre de Inmemorial para ponerlo al abrigo de toda competencia".
Bibliografía:
-Tropas de la Casa Real. Historia Orgánica (Eladio Baldovín Ruiz)
-La Empresa de Leucata. Lance fatal del virrey Cardona (E. Zudaire Huarte)
-web ministerio de defensa. Ejército de tierra
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