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Las Campañas de Spínola en Flandes: Primer Sitio y Defensa de Groenlo


El 3 de agosto de 1606 la vanguardia del ejército de Ambrosio de Spínola, mandada por el capitán de caballería Luis de Velasco, ponía sitio a la villa de Groenlo en los Países Bajos, la cual acabaría cayendo once días después.  

En el marco de la Guerra de los 80 Años España comenzaba 1606 con una nueva campaña al cargo del capitán general del Ejército de Flandes Ambrosio de Spínola el cual planificó una pequeña acción contra el condado de Güeldres. El 2 de abril ordenó a Guillermo Verdugo tomar la plaza de Bredevoor. Verdugo, llevando como segundo al marqués de Terrail, y con una fuerza de 500 infantes y 200 caballos, se hizo pasar por oficial holandés que llevaba un preso de alto rango español. El ardid funcionó y los españoles penetraron en la plaza y la tomaron tras batir a la guarnición dirigida por Gosswijn van der Lawick. 

Federico Enrique de Nassau envió inmediatamente una fuerza de unos 3.000 hombres bajo el mando del gobernador de Güeldres, Joost van Batenborch, para recuperar la plaza. Ante la imposibilidad de socorrer a Verdugo se le dio autorización para rendirse tras resistir una semana de asedio, saliendo los españoles con sus armas y pertenencias tras dejar en libertad a los presos holandeses que habían hecho tras tomar Bredevoor.

Tras este tanteo de fuerzas Spínola planificó una campaña que consistía en cruzar los ríos Ijssel y Waal y caer sobre el mismo corazón de las Provincias Unidas, la región de la Veluwe, y controlar las provincias de Güeldres y Overijssel, haciéndose con el control fluvial del Ijssel. De esta forma el 20 de junio partió Spínola desde Bruselas con el Ejército de Flandes. Spínola dividió sus dos fuerzas en dos cuerpos; el primero lo mandaba él mismo y se componía de 8.000 infantes y 27 compañías de caballos a los que había que sumar 8 cañones gruesos y unos 2.000 carros repletos de vituallas y munición. Su misión era dirigirse al norte y penetrar en Twente cruzando el río Berkel. El segundo cuerpo, con 10.000 infantes, 1.200 caballos y 12 cañones bajo el mando del conde de Bucquoy, debía dirigirse al oeste y adentrarse en la región de Betuwe, amenazando el curso del Waal. 

A comienzos de julio Spínola atravesó el río Lippe por el puente de la villa de Dorsten y a sus fuerzas se le unieron 2.500 infantes pertenecientes a las guarniciones de las plazas españolas de Lingen y Odeenzaal. La vanguardia de Spínola, con 4.000 infantes, 500 caballos y 2 cañones, bajo las órdenes de Pompeo Giustiniano, logró atravesar el río Berkel tras enfrentarse a durísimas lluvias estivales que convertían los caminos en lodazales impracticables. El 18 de julio logró tomar al asalto la villa de Goor, dejando al marqués de Santángelo al frente de una guarnición de 1.500 infantes y 2 escuadrones de caballos.

Tras esto Spínola llegó a Borculo, villa situada entre Limburgo y el obispado de Münster, al norte de Groenlo, y tomó  casi sin oposición la ciudad de Lochen el día 20 de julio. El pánico se desató entre los holandeses y Mauricio de Nassau concentró sus tropas en la margen izquierda del río Ijssel a la altura de Zutphen. Eran un total de 10.000 infantes y 1.500 jinetes a los que se unieron 500 infantes hugonotes franceses del duque de Rohan. Spínola cambió sus planes iniciales de dirigirse al noroeste de los Países Bajos, dada la concentración de fuerzas holandesas en la región, y se dirigió al sur, a tomar la ciudad de Groenlo. 

-Sitio de Groenlo

Esta ciudad era una de las más importantes de Güeldres y había sido tomada por los holandeses en 1597 y fortificada a conciencia. Situada en una llanura por la que transcurría el camino que tomaban las tropas holandesas para invernar y como punto de partida para incursiones sobre el Rin, contaba con gruesas murallas con cinco baluartes, un amplio y hondo foso, medias lunas y contraescarpadas con estacadas y empalizadas exteriores. Además cuenta con un sistema de diques que permite inundar las zonas exteriores circundantes a la villa. La guarnición, compuesta por 18 compañías de infantería y diversas cornetas de caballería, se componía de casi 2.000 hombres bajo las órdenes de Diederik van Dort. 

Spínola no perdió la oportunidad y envió a Luis de Velasco con unos 1.200 caballos para tantear las defensas de Groenlo e inspeccionar sus alrededores a finales de julio. Una pequeña vanguardia de 30 jinetes españoles derrotó a una fuerza de 2 escuadrones de caballería holandesa con la que se toparon a pocos kilómetros de Groenlo, lo que puso en alerta a las guarniciones holandesas de la zona. Velasco ocupó los puestos próximos a la plaza y el día 3 de agosto se plantaron ante los muros de la plaza. Un intento de tomar las defensas exteriores fracasó ya que los holandeses estaban prevenidos y se habían reforzado convenientemente. 

El 5 de agosto llegó el grueso del ejército con Spínola a la cabeza. La primera medida del capitán general fue dividir su ejército en 2 cuarteles; en uno se situaron los tercios españoles de Simón Antúnez, el de Íñigo de Borja y Velasco, que estaba compuesto por varias compañías del Tercio de Lombardía y otras de españoles bisoños que partieron para Flandes en 1603, y el Tercio de Pedro Sarmiento. A estos tercios españoles se sumaba el tercio irlandés de Henry O´Neill. En el otro cuartel se instalaron los tercios italianos de Carlo Spinelli, Lelio Brancaccio y el del conde Aldrobrandini, y el de borgoñones del barón de Balanzón . 

Asedio de Groenlo, por Frans Hogenberg

Spínola empezó la construcción de las trincheras y los muros de asedio y en cuestión de pocas horas había logrado avanzar sus posiciones casi medio kilómetro, mostrando nuevamente su capacidad para la guerra de asedio. Los holandeses por su parte disparaban con todo lo que tenían sobre las posiciones españolas pero no era suficiente, por lo que el día 7 de agosto realizaron una salida con más de 700 infantes sobre el campamente español. Su ataque se estrelló contra la férrea defensa planteada por el Tercio de Íñigo de Borja, causando más de un centenar de bajas a los holandeses, quienes debieron retirarse en penosas condiciones. 

Al día siguiente llegaron al campamente español refuerzos bajo la dirección del duque de Arschot y Felipe de Torres, poniéndose inmediatamente a cavar trincheras y a reforzar la posición del tercio de irlandeses. Como quiera que Spínola manejaba información de primera mano acerca de la llegada de un socorro por parte de Mauricio, organizó un ataque simultáneo desde 3 sectores distintos; uno con los tercios españoles, otro con los irlandeses y los nuevos refuerzos, y el otro con los tercios italianos y borgoñón. Para el día 10 Spínola había llegado a los rebellines exteriores sorteando el intenso fuego de mosquete y de granadas que arrojaban los defensores. 

En el fragor de los combates Luis de Velasco lanzó una arenga a sus hombres llamándoles a tomar la villa y conquistar la gloria, lo que hizo que una compañía española se lanzase al asalto de una media luna que era vital para poder cruzar el foso. El ataque triunfó y los holandeses tuvieron que replegarse, dejando que los españoles pudieran situar dos cañones para cubrir los trabajos de vadeo, que se completaron tras cegar el foso con fajinas, cruzando de este modo el resto de españoles. 

Por el lado italiano también se avanzaba a buen ritmo. Los borgoñones de Balanzón lograron tomar posiciones en la media luna de su sector, siendo inmediatamente reforzados por los tercios de Spinelli y de Aldobrandini. De esta forma el ingeniero Targone colocó una serie de toneles en el foso y los cubrió con telas permitiendo de esta forma el paso del resto de fuerzas, y comenzando rápidamente con los trabajos de colocación de minas para volar los muros de Groenlo. 

La defensa de la plaza era casi insostenible, aún así los holandeses idearon una nueva munición para sus cañones consistentes en sacos de balas que al ser disparados se desgarraban dispersando los proyectiles a modo de metralla. A pesar de esto el fuego de los cañones españoles e italianos lograron silenciar las baterías holandesas, logrando de esta formar ganar la posición para disponer en cuestión de horas la voladura de los muros. 

El 12 de agosto los holandeses pidieron parlamentar con los españoles las condiciones de la rendición. Como quiera que Mauricio se encontraba ya en marcha con el socorro, Spínola ofreció unas honrosas condiciones a los defensores de Groenlo, permitiendo que más de 1.000 soldados salieran con sus armas y banderas, lo que se produjo el 14 de agosto. En la ciudad quedaron los 11 cañones y toda la pólvora y munición que tenían disponible los holandeses, que contaron unas 300 bajas entre muertos y heridos, mientras que entre las tropas de Spínola se hubieron de lamentar 200 bajas. 

Mauricio llegó a Doesburg el día 15 de agosto donde recibió la noticia de la caída de Groenlo, haciendo que el socorro finalmente no se pusiera en marcha. Spínola no perdió un segundo de tiempo y mandó reforzar las defensas de la plaza y construir nuevas, quedando al mando de Enrique de Bergh, algo que sería de vital importancia en el intento de recuperación de la plaza que en el otoño de ese mismo año llevarían a cabo Mauricio y Federico Enrique de Nassau. 

-Defensa de Groenlo

Tras la pérdida de Rheinberg en octubre, Mauricio se lanzó con su ejército de más de 13.000 hombres a tomar la plaza de Lochem, defendida por unos 450 españoles bajo el mando del capitán Francisco Díaz. Tras tres largos días de intenso cañoneo holandés las fuerzas españoles seguían intactas y confiadas en recibir un pronto socorro, pero al quinto día de asedio recibieron la noticia de que éste no llegaría, por lo que los españoles la rindieron tras ofrecer los holandeses unas honrosas condiciones. 

Pero el verdadero interés de Mauricio estaba en Groenlo. Era la llave de todas sus operaciones sobre el Rin y era crucial hacerse con ella. De tal forma que a finales de octubre mandó una vanguardia dirigida por Federico Enrique para poner sitio a la plaza recientemente conquistada por los españoles. Groenlo había sufrido en apenas dos meses y medio una fuerte remodelación de sus defensas impulsadas por el enérgico Enrique de Bergh, quien contaba además con 300 jinetes y 400 infantes españoles. La vanguardia holandesa llegó a Groenlo a finales de octubre, y para comienzos de noviembre lo hizo el grueso del ejército de Mauricio, algo más de 9.000 infantes y 1.700 caballos acompañados de 12 piezas de artillería. 

La lluvia se convirtió en el mejor aliado de los españoles, retrasando los trabajos de asedio de los holandeses y convirtiéndose en un blanco fácil para los experimentados defensores. El 3 de noviembre recibió Spínola las noticias del asedio levantando a toda prisa un improvisado ejército con las guarniciones de las plazas más cercanas a Groenlo que sumaba 700 caballos, 5.000 infantes y 10 cañones. La fuerza era comandada por Luis de Velasco quien tenía como segundo a Ludovico Melzi al frente de la caballería y se puso en marcha apenas tres días después desprovistos en muchos casos de ropa de abrigo y haciendo frente a las rigurosas condiciones del otoño y a una incesante lluvia. Mientras tanto Mauricio aceleraba los trabajos de asedio ante la noticia de que un socorro español se estaba movilizando desde las tierras del obispado de Münster. 

Defensa española de Groenlo, por Peter Snayers

El avance español fue rapidísimo y cogió por sorpresa al general holandés cuando el día 7 se enteró de que los españoles estaban ya cruzando el río Berkel. En la vanguardia española iba el tercio de Simón Antúnez seguido de la compañía de Luis de Velasco y dos de arcabuceros a caballo, seguidos por 1.200 infantes dispuestos en escuadrón de 462 picas de 14 de fondo y 33 de frente, que marchaban cubiertos por unos 400 arcabuces y dos mangas de 200 mosquetes a sus flancos. Por detrás de estos iban los tercios italianos de Aldobrandini, Brancaccio y Pompeo Giustiniani, seguidos por los valones de Claude de Lannoy, señor de La Motterie, los alemanes del conde de Bossu y los borgoñones del barón de Achicourt. En retaguardia y cerrando la formación iban 1.000 infantes del duque de Arschot, con los lanceros de Alonso de Pimentel y Zúñiga, y del futuro marqués de Leganés, Diego Mexía Felípez de Guzmán. 

Dos días más tarde una fuerza de 800 infantes del tercio de Brancaccio lograron esquivar el cerco holandés y entrar a reforzar la ciudad de Groenlo. Desde ese momento las fuerzas de Mauricio pasaron a la defensiva a pesar de superar en número al ejército de socorro. Una vez llegado el resto de las fuerzas de Luis de Velasco el pánico se desató entre los holandeses al recibir los primeros disparos de los cañones españoles. Incapaz de aumentar la moral de sus hombres, Mauricio ordenó abandonar las trincheras y levantar el asedio para huir hacia Doesburg y La Haya. A pesar de organizar una buena retirada, la retaguardia holandesa sufrió más de medio millar de bajas a manos de la caballería de Velasco y perdió todo su tren de artillería y abundantes provisiones y municiones. 

La campaña de 1606 de los Países Bajos había llegado a su fin y un triunfante Spínola se retiraba con sus fuerzas a sus cuarteles de invierno en Rheinberg y Münster. Los holandeses habían sufrido un fuerte revés ese año y su situación quedaba seriamente amenazada pero como venía siendo habitual en Flandes, España carecía de recursos económicos para mantener una prolongada campaña que, sin duda alguna, hubiera acabado definitivamente con la rebelión holandesa. El ejército de Spínola se había degastado de forma considerable también y no parecía probable recibir refuerzos en los próximos meses. Además la guarnición valona de Diest se amotinó; más de 2.000 infantes y 2.000 caballos que eran de vital importancia para las operaciones de la zona, imposibilitando aún más la continuidad de las acciones ofensivas del alto mando español. 

Ambrosio de Spinola

Mauricio de Nassau


Bibliografía: 

- La pacificación de Flandes. Spínola y las campañas de Frisia (Eduardo de Mesa Gallego)

- Historia de las guerras civiles que ha habido en los estados de Flandes desde el año 1559 hasta el de 1609 (Antonio Carnero)

- Spínola, capitán general de los tercios. De Ostende a Casal (José I. Benavides)

- España y la rebelión de Flandes (Geoffrey Parker)



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