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Leyes de Burgos


El 27 de diciembre de 1512 el rey de España, Fernando "El Católico", firmaba en la ciudad de Burgos unas pioneras leyes, creadas por una comisión de expertos juristas y teólogos, que organizaban la conquista del Nuevo Mundo y sobre todo, desarrollaban el primer cuerpo jurídico donde se otorgaban derechos a los indios.

Casi 20 años habían pasado ya desde que la expedición dirigida por Cristóbal Colón llegase al Nuevo Mundo, y los españoles se habían extendido por las islas del Caribe, las selvas de Colombia y Panamá, y exploraban hacia el norte la costa mexicana. El descubrimiento de tierras llevaba consigo la necesidad de repoblarlas y sobre todo, de cultivarlas y trabajarlas. Y es que los españoles no habían ido hasta allí a buscar puertos comerciales, como hacían los portugueses, y más adelante los franceses, ingleses u holandeses; los españoles iban a trasplantar España al Nuevo Mundo.

Casi desde el inicio de los viajes a América, en los barcos españoles no solo viajaban hombres, también lo hacían mujeres y familias enteras. A comienzos del nuevo siglo la esclavitud de los indios había sido prohibida, bajo pena de muerte, por la reina Isabel. A los colonos que se establecían en tierras americanas se les asignaba una parcela de terreno y una serie de indios para trabajarlo, los cuales entregaban un tributo fijo, bien fuera en alimentos o minerales, y a cambio los españoles debían darles asistencia, protección y trato justo; esto se llamaba encomienda.

Conquistadores: Pedro de Valdivia


El 25 de diciembre del año 1553 fallecía durante la batalla del fuerte de Tucapel, Chile, durante la Guerra del Arauco contra los indios mapuches, el militar y conquistador español Pedro de Valdivia.

Nació un 17 de abril de 1497 en Extremadura, en la región de la comarca de La Serena, siendo incierto el lugar exacto. El cronista y militar español, Alonso de Góngora Marmolejo, compañero de armas de Valdivia, afirmaba que éste era natural de Castuera, donde estaba su casa. Hijo de Pedro de Oncas de Melo e Isabel Gutiérrez de Valdivia, pronto destacó como un notable militar, enrolándose en 1520 en el ejército del rey Carlos I en la Guerra de los Comuneros.

De ahí partió para combatir en las Guerras Italianas, distinguiéndose en la batalla de Pavía, en febrero de 1525, volviendo a España para contraer matrimonio con Marina Ortiz de Gaete, y volviendo a destacarse en el combate dos años después, durante el saqueo de Roma. La vida en España no le satisfacía y, como otros muchos hidalgos empobrecidos de su época, partió al Nuevo Mundo con el afán de buscar fortuna y gloria. Esa sería su máxima en la vida.

Rendición de Ulm. Campaña del Danubio


Un 23 de diciembre del año 1546 la ciudad de Ulm, una de las principales ciudades que sustentaban la revuelta de la Liga Esmalcalda contra el emperador Carlos V, capitulaba, finalizando así con éxito la campaña del Danubio emprendida por las fuerzas imperiales contra los protestantes alemanes.

Las tensiones religiosas vividas a comienzos del siglo XVI en Alemania desembocaron, tras la Confesión de Augsburgo, en la creación de la Liga Esmalcalda, nombrada así por celebrarse en la ciudad alemana de Turingia, en 1531. Con ella, diversos príncipes luteranos alemanes, liderados por el landgrave Felipe de Hesse y el elector de Sajonia, Juan Federico, formaban una alianza militar con el propósito de defender el protestantismo.

Si bien en un principio no se declaró una guerra abierta contra el emperador y el catolicismo, las expropiaciones de tierras, las expulsiones e incluso ejecuciones y linchamientos a la población católica, hicieron que los príncipes de dicha confesión religiosa, encabezados por el duque de Baviera y por Jorge de Sajonia, se organizasen formando la Liga Católica en 1538, también conocida como Santa Liga de Nuremberg, por ser esa ciudad la elegida para acoger la reunión.

Los años transcurrieron con bastantes tensiones hasta la celebración de la Dieta de Ratisbona, a comienzos del verano de 1546. El emperador Carlos se había estado preparando para una posible revuelta; consiguió firmar un acuerdo con el papa Paulo III por el que Roma se comprometía con más de 10.000 soldados y un aporte económico de 200.000 ducados. También consiguió atraer a su causa al margrave de Brandemburgo-Kustrin, al de Brandemburgo-Kulmbach, al duque de Brunswick-Kalemberg, e incluso al duque Mauricio de Sajonia, uno de los más notables príncipes protestantes.

Guerreros: Pedro Téllez-Girón, III duque de Osuna


Nacido el 17 de diciembre del año 1574 en Osuna, villa española de la provincia de Sevilla, Pedro Téllez-Girón y Velasco Guzmán y Tovar, dio desde bien joven muestras de grandes dotes militares y políticas, cualidades que le valdrían para llegar a ser uno de los más destacados españoles de su tiempo.

Provenía de una destacada familia, ya que sus padres eran Juan Téllez-Girón y Guzmán, II Duque de Osuna, y su madre, Ana María de Velasco y Tovar, era nada más y nada menos que la hija del Condestable de Castilla, Íñigo Fernández de Velasco, duque de Frías, y una de las mujeres más influyentes y destacadas de su época, de la que se cuenta que tenía el valor de 100 hombres.

Al historiador italiano Gregorio Leti le debemos la primera obra biográfica sobre el duque de Osuna, publicada en Ámsterdam en tres tomos en el año 1699. Gracias a ella sabemos que su abuelo, el primer duque de Osuna, fue nombrado en 1582 virrey de Nápoles, llevándose a su nieto con él, que sería educado bajo el atento cuidado de la mujer de su abuelo, supliendo en cierta medida la muerte de su madre.

En Nápoles se le dio la mejor educación posible a cargo de Andrea Savone, un humanista e historiador brillante, pero además se le instruyó en el arte de las armas, recibiendo formación por parte de alguno de los mejores maestros españoles destacados en los tercios acantonados en Italia. Leti afirmaba en su obra que su abuelo decía  que "no había de criarse solamente en letras, porque no se hiciera flojo y descuidado en su particular proyecto". De esta manera el futuro duque se curtió en el manejo de las armas tanto como en el de la pluma.

El Asedio de Melilla


El 9 de diciembre del año 1774 las fuerzas del sultán de Marruecos, Mohammed ben Abdalah, pusieron sitio a la plaza española de Melilla, que resistió de manera asombrosa bajo el mando del gobernador militar, Juan Sherlock.

Durante el reinado de Carlos III las rencillas entre España e Inglaterra se sucedían tras la Guerra de los 7 años, sucedía unos años atrás. Los ingleses se ofrecían a ayudar a cualquier enemigo declarado de España, algo aprovechado por el Sultanato de Marruecos. Con la promesa de la ayuda británica el sultán envió una carta al rey español el 19 de septiembre de 1774, advirtiéndole que, junto al Bey de Argel, tenía intención de conquistar todas las plazas de la Berbería, pidiendo que le fueran entregadas en el plazo de 4 meses.

A pesar de la declaración claramente hostil, el sultán no deseaba interrumpir las relaciones comerciales con España ni entrar en guerra por mar con ella. Carlos III no salía de su asombro ante aquella propuesta, y por supuesto, no accedió a la demanda del sultán de entregar así como así las plazas españolas o no hacer la guerra en el mar.

El Milagro de Empel


El 8 de diciembre de 1585 se producía la milagrosa salvación de los Tercios españoles en la isla de Bommel que se encontraban asediados por las tropas holandesas, gracias a la "mediación" de la Virgen de la Inmaculada Concepción.   

Inmersos en la Guerra de los Ochenta años, y tras tomar Amberes, las tropas españolas del conde Pedro Ernesto de Mansfeld se dirigieron hacia el norte de la región de Brabante, por orden de Alejandro Farnesio, para socorrer a las poblaciones católicas que estaban siendo atacadas por los protestantes y enfrentarse a los ejércitos enemigos que allí se encontraban. El ejército realista disponía en esos moamentos de seis tercios, cuatro de ellos españoles; el de Mondragón, que era el de Lombardía y, por tanto, el más antiguo, el de Juan del Águila, que se había formado con gente del de Sicilia, el de Agustín Íñiguez, y el de Francisco Arias de Bobadilla, a los que se unían los italianos de Gastón Spínola y de Capuzucca. 

Para finales de noviembre de 1585, Mansfeld había llegado ya al río Mosa y se disponía a instalar a su ejército en Alost. Desde allí ordenó a los Tercios de Francisco de Bobadilla, Agustín Íñiguez y Cristóbal de Mondragón, a los que se uniría la compañía de arcabuceros a caballo del capitán Juan García de Toledo, que ocuparan la isla de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Waal. La isla contaba con apenas 25 kilómetros de longitud y unos 9 de anchura máxima, un espacio bastante pequeño. En total, la fuerza de Bobadilla la constituían unos 5.000 hombres repartidos en 61 banderas, más un estandarte de caballos, mientras que Mansfeld se quedaba en Bolduque con el Tercio de Juan del Águila.