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Conquistadores: El regreso de Vicente Yáñez Pinzón


El 30 de septiembre del año 1500 regresaba al puerto de Palos Vicente Yáñez Pinzón. Lo hacía con tan solo 2 de las 4 carabelas con las que partió menos de un año antes, y tras haber descubierto las costas de Brasil y el río Amazonas.

Vicente Yáñez Pinzón era el menor de los famosos hermanos Pinzón. Nacido ente 1461 y 1462, provenía de una familia de gran tradición marinera, de las más influyentes de la región de Palos de la Frontera. Pocas cosas se saben de su infancia y Juventus salvo que su hermano mayor, Martín Alonso Pinzón, le instruyó en el arte de la navegación y en las prácticas corsarias en las costas berberiscas, demostrando grandes dotes marineras y de donde obtuvo provechosos conocimientos náuticos y militares.

Vicente no dudó en sumarse a su hermano Martín en el apoyo a la empresa de Cristóbal Colón. Ambos participaron activamente en el reclutamiento de la tripulación, así como en los preparativos de la expedición a las Indias. Al fin, el 3 de agosto de 1492 partieron, siendo Vicente el capitán de la carabela "Niña". En los momentos más difíciles de la expedición siempre se mantuvo del lado de Colón, ayudando a sofocar los motines y rescatándole cuando la "Santa María" naufragó.


A su regreso del viaje a América, se encargó de armar varias carabelas para participar en las Guerras Italianas en 1495. De este periodo apenas se sabe nada, aunque es seguro que regresó a España en 1498 y no tardó en preparar un nuevo viaje hacia América. El monopolio de Colón sobre los viajes a América había llegado a su fin, por lo que se puso en contacto con el obispo Fonseca, que era el representante de los Reyes Católicos en los asuntos de las Indias: si alguien quería partir hacia allá, había de pasar por él.

Vicente firmó las capitulaciones en Sevilla con el obispo el 19 de noviembre de 1499, haciéndose al poco tiempo a la mar. Con él llevaba 4 carabelas y varios familiares y amigos, entre los que se destacan el prestigioso médico y escribano, Garcí Fernández, el yerno de su hermano Martín, Diego Hernández Colmenero, su hermano Francisco Martín Pinzón, o su sobrino Arias Pérez Pinzón. Llevaba de pilotos a Juan de Umbría y a Juan Quintero, expertos navegantes.

El pequeño de los Pinzones hizo su primera escala en Canarias, algo habitual en los primeros viajes a América. De allí se dirigieron hacia el sur, a las aguas de Cabo Verde. Vicente no podía adentrarse en 50 leguas de las tierras descubiertas por Colón, así que decidió dirigirse más al sur, saliendo de la habitual ruta hacia el oeste, una vez llegados a Cabo Verde, para impulsarse por las corrientes ecuatoriales del norte y los vientos alisios. Casi 700 leguas más al sur siguieron, hasta rebasar el Ecuador.

Era la primera vez que los marinos españoles atravesaban la línea ecuatorial y se perdía, por tanto, la visión de la Estrella Polar, que era la referencia para cualquier navegante del Hemisferio Norte. Este acontecimiento tuvo que ser, como mínimo, muy llamativo para la tripulación. Por si fuera poco, a aquel inquietante acontecimiento se le unió una terrible tormenta que a punto estuvo de dar con la flota en las profundidades del océano.

La crónica del viaje la conocemos bien gracias a la exhaustiva y rigurosa obra de Pedro Mártir de Anglería, "Décadas del Nuevo Mundo", cuya redacción empezó en 1494. Natural del Milanesado, fue un humanista al servicio de la Corona de España y miembro del Consejo de Indias. También tenemos conocimientos bastante fiables de aquella expedición por la obra "Historia general y natural de las Indias", de Gonzalo de Oviedo Fernández Valdés, militar, botánico y cronista oficial de las Indias nombrado por Carlos I, rey de España.

Tras avanzar 240 leguas rumbo oeste, el día 26 de enero de 1500 llegaban a las costas de Brasil. Anglería lo describió así: "El 26 de enero vieron tierra desde lejos, y observando la turbiedad del agua del mar, echaron la sonda y hallaron una profundidad de 16 codos, que vulgarmente llaman brazadas. Acercáronse y desembarcaron, y habiendo permanecido allí dos días, pues no encontraron en ese tiempo hombre alguno por más que vieron huellas suyas en la playa, grabaron en los árboles y rocas próximas al litoral los nombres de los Reyes y los propios, con noticia de su llegada, y se marcharon".

Llamaron a aquellas aguas el cabo de Santa María de la Consolación, actual San Agustín. Era Brasil y había llegado antes que Pedro Alvares Cabral, a quien los portugueses le atribuyeron inmerecidamente el descubrimiento de aquellas tierras el abril de aquel año. Pero lo cierto es que era Vicente Yáñez Pinzón, y un mes más tarde Diego de Lepe, quien realizaba una expedición paralela, los que llegaron primero a las costas brasileñas.

En aquellas tierras se toparon con la hostilidad de las tribus indígenas. Explorando un río de poco calado con unos esquifes, tuvieron un primer enfrentamiento que se saldó con 8 españoles muertos y varios heridos. Los indígenas habían perdido también muchos hombres y se retiraron a la protección de la jungla. Por ello decidieron seguir la costa rumbo norte unas 40 leguas más, donde hicieron un descubrimiento sorprendente: se trataba del río Amazonas, y eran los primeros europeos en explorarlo.

Anglería relataba aquel magnífico descubrimiento de la siguiente manera: "descubrieron que desde unos grandes montes se precipitaban con gran ímpetu ríos de rápidas corrientes. Dicen que dentro de aquel piélago hay numerosas islas feraces por la riqueza de su suelo y llenas de pueblos". Al principio desconocían que estaban navegando un río, pensando que el mar se introducía en la costa. Pero tras introducirse en esas aguas cerca de 40 leguas, descubriendo con asombro que por ese curso fluía agua dulce, por lo que aprovecharon para aprovisionarse. Aquel río fue bautizado como Marañón, cambiándosele el nombre por el de Amazonas, tras la expedición de Francisco de Orellana 40 años después, cuando navegó buena parte de su curso, siendo el primer europeo en hacerlo.

Siguiendo rumbo noroeste llegaron a las aguas del río Orinoco y de ahí siguieron hasta la ya conocida provincia de Paria, en la actual Venezuela. Allí se hicieron con casi una tonelada y media de "Palo de Brasil", un árbol cuya madera es de color rojizo, muy apreciada en aquel entonces en la manufactura de productos textiles de lujo. Siguieron el mismo rumbo, desembarcando en algunas islas de las Antillas, donde se toparon con tribus caníbales y un asombroso animal: un extraño tipo de marsupial.

Siguieron recorriendo aquellas aguas, pasando por La Española, cuando en julio de ese año un temporal azotó la flota de manera brutal, por lo que Pinzón buscó la protección, según las crónicas, de los Bajos de Babueca, una zona situada probablemente en la isla de Barbuda. Aquella tempestad se llevó por delante 2 de los 4 buques. Un tercero se vio también arrastrado por la fuerza de la tormenta, que arrancó su ancla, pero tuvo la fortuna de salvarse y reunirse en Babueca una vez pasado el temporal.

El viaje de vuelta a España tuvo que ser duro, por lo que se desprende de lo escrito por Anglería: "Con estas dos naves hicieron rumbo a España. Maltratados por las olas y habiendo perdido no pocos compañeros regresaron al suelo natal de Palos, junto a sus mujeres y a sus hijos el 30 de septiembre. Desde el punto de vista humano el viaje había resultado una tragedia, desde el económico, un fiasco. El pequeño de los Pinzón tenía que estar asolado, por lo que los Reyes Católicos se aprestaron a levantarle el ánimo y a proseguir con más exploraciones; no era consciente de lo que había logrado y de sus descubrimientos.

Fue nombrado gobernador de los territorios descubiertos, que iban desde la costa norte brasileña hasta el río Orinoco, y firmó con los reyes las capitulaciones el 5 de septiembre de 1501, que le otorgaban, entre otras cosas, la sexta parte de todo lo obtenido allí. No solo eso, Vicente es nombrado caballero en Granada por el rey Fernando el 8 de octubre de ese mismo año. Pero lo cierto es que Pinzón tenía bastante claro que aquellas tierras, según el Tratado de Tordesillas, pertenecerían a Portugal, por lo que no habría otro viaje allí.

Parece ser que para 1502 viajó a Puerto Rico, isla descubierta por su hermano Martín, en calidad de gobernador. Sabemos también que en 1505 participó en la Junta de Navegantes celebrada en la villa zamorana de Toro, y en 1508 en la celebrada en Burgos. Aquí se decidió que, junto a Juan Díaz de Solís, quien descubriría el Río de la Plata en 1516, dirigiera una expedición hacia las Indias que encontrase un paso hacia las Islas de las Especias. Éste sería su último viaje a América. Llegaron a la región de Paria, en Venezuela, cuyas aguas bien conocía.

Desde allí siguieron la costa siempre en dirección norte, llegando a las costas de Veragua, que actualmente ocupan parte de Panamá, Costa Rica y Nicaragua. Buscaban un paso que los llevara a aquellas anheladas islas, pero por más que navegaban no lo encontraban. Se introdujeron en las aguas del Golfo de México, donde se produjeron los primeros contactos con la civilización azteca, pero ni rastro de un curso de agua que permitiera atravesar aquellas tierras, por lo que volvieron a España en 1509, no sin disputas entre Pinzón y Solís, que hicieron que éste último diera con sus huesos en prisión.

Sus últimos años de vida no están claros del todo, aunque sabemos por el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, que participó en los Pleitos Colombinos, o que se casó en segundas nupcias con Ana Núñez de Trujillo, con quien se asentaría en Triana, donde moriría, probablemente, en septiembre de 1514. Una muerte tranquila para un hombre que siempre vivió por y para la aventura, expuesto al peligro constantemente.

Vicente Yáñez Pinzón
Réplica de La Niña, en el puerto de Palos

Los españoles llegan a América


Antiguo mapa de Brasil





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