Batalla de Steenbergen

Un 17 de junio de 1583 las tropas españolas comandadas por el duque de Parma, Alejandro Farnesio, obtenían una aplastante victoria sobre una fuerza combinada de tropas francesas, inglesas y de las Provincias Unidas bajo el mando del barón de Biron y del general John Norreys.

En el marco de la Guerra de los 80 años, España, en guerra también con la Inglaterra de Isabel I, se aprestaba a tomar la ciudad de Eindhoven. Las tropas de Alejandro Farnesio avanzaban imparables por las provincias rebeldes. Pusieron sitio a Eindhoven y tomaron Diest, Hoogstraten y Turnhout. Por su parte, las tropas rebeldes se aproximaban raudas a Amberes para tratar de coger por sorpresa a los imperiales, una maniobra de la cual Farnesio pudo enterarse por sus espías y salir presto a buscarlas.

El lugar del encuentro sería Steenbergen, localidad del Brabante Septentrional cercana a Eindhoven. Los rebeldes contaban con un potente ejército, muy superior en número al que podía enfrentar Farnesio, pero éste, con su habitual genio militar, organizó sus fuerzas a la perfección. Piqueros en perfecta formación en el centro de la línea; con los arcabuceros y mosqueteros delante; la caballería a los flancos y la artillería situada en una pequeña elevación desde donde dominaba el campo de batalla.


Farnesio dio la orden a Hernando de Acosta, general de la artillería española, de comenzar la descarga sobre la línea enemiga. El bombardeo descompuso las líneas defensivas rebeldes lo que, unido al desastroso mando del barón de Biron y de Norreys, propició que Farnesio mandase con todas las garantías cargar a su caballería para poner fin al poco orden que quedaba en el enemigo.

Los rebeldes se deshacían por completo sin que sus mandos pudieran reaccionar. Tan solo el capitán galés Roger Williams pudo plantar cara con cierta eficacia cuando Farnesio mandó a la infantería de sus tercios acabar con la poca resistencia que quedaba. La suerte estaba echada para los ejércitos rebeldes, que ahora ponían pies en polvorosa huyendo de los tercios del duque de Parma.

Casi 4.000 bajas rebeldes se contaron en los campos de Steenbergen, que además perdieron todos sus pertrechos, artillería y 36 banderas por tan solo 120 muertos españoles y menos de 300 heridos. Farnesio tomaba la ciudad sin el menor problema y marchaba hacia Dunkerke, donde Cristóbal de Mondragón mantenía un concienzudo asedio sobre la ciudad, que acabaría cayendo un mes después.

El desastre rebelde fue total. A la cantidad de bajas entre sus tropas se sumó la retirada francesa de Flandes y el debilitamiento de la posición de Guillermo de Orange que, incapaz de frenar el avance de los españoles, veía mermado su crédito. Farnesio tomaría en los siguientes meses ciudades de la importancia de Newpoort, Brujas, Ypres, Aalst o Veurne.

Grabado de la batalla de Steenbergen