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Ordenanzas Militares de 28 de junio de 1632

A continuación se exponen las Ordenanzas de 28 de junio de 1632, firmadas por el secretario del Rey, Gaspar Ruiz de Ezcaray, en nombre de Felipe IV. Estas ordenanzas trataban de responder a las necesidades de los ejércitos de la Monarquía de España, por cuanto entendía el monarca y sus consejeros que éstos habían perdido la disciplina y las buenas costumbres del pasado. Van a suponer, igualmente, el punto álgido de la política militar diseñada por el conde-duque de Olivares, que buscaba revitalizar la maquinaria militar y atraer nuevamente a la aristocracia a la milicia, por considerarla esencial para ejercer el mando de los ejércitos de su Majestad. 

De este modo, estas ordenanzas van a suponer una mirada atrás, buscando, quizás restablecer glorias pasadas, aunque sean imposibles de cumplir, dada la falta de hombres y dineros a la que se va a tener que enfrentar España, más aún inmersa en la Guerra de los Países Bajos y la Guerra de los Treinta Años, amén de otros conflictos menores pero que van a requerir de un esfuerzo imposible de sostener. Estas ordenanzas se han dividido en dos partes, con 40 artículos cada una, dada la extensión de las mismas y para su mejor lectura y análisis.

Ordenanzas de 28 de junio de 1632

 El Rey.

Por cuanto la disciplina militar de mis ejércitos ha decaído en todas partes de manera que se hallan sin el grado de estimación por lo pasado tuvieron, habiéndose experimentado diferentes sucesos que los del tiempo en que estaba en su punto y reputación, lo cual ha causado la falta de observancia de mis órdenes; y, por convenir tanto a mi servicio restaurar lo que se ha relajado con los abusos que se han ido introduciendo, mandé formar una Junta de Ministros de mis Consejos de Estado y Guerra, donde vieron las ordenanzas que el Rey, mi señor, mi padre, que haya gloria, mandó establecer el dieciséis de abril del año de mil y seiscientos y once, y advertencias que sobre ello me dieron, procedidas de lo que la experiencia ha mostrado que conviene disponer para el mejor gobierno de mis armas. Y, habiéndome consultado muy particularmente sobre todo, he resuelto lo siguiente.