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Guerreros: Carlos Coloma de Saa


Nacido en 1566 en el castillo de la localidad alicantina de Elda, Carlos Coloma de Saa fue un destacado militar, historiador y diplomático español que sirvió con honor y distinción en los ejércitos de la monarquía española.

Era el cuarto hijo del conde de Elda, Juan Coloma y Cardona, nieto de quien fuese secretario del rey de Aragón, Juan II y de Fernando el Católico. Juan Coloma se había casado con la portuguesa Isabel de Saa, proveniente de una familia burguesa originaria de Aragón, a quien había conocido en la corte de María de Austria, hermana de Felipe II. De esta unión nació Carlos Coloma en el castillo de Elda, donde se había trasladado su familia. Tan solo cuatro años después, en 1570, su padre fue nombrado virrey de Cerdeña, cargo que desempeñaría hasta 1577, recibiendo el título de I marqués de Elda. 

Carlos Coloma comenzó su carrera militar a la edad de 14 años, alistándose en los ejércitos del Gran Duque de Alba para la invasión de Portugal. En 1584 se alistó en las galeras de Sicilia y apenas dos años después, cuando su padre muera en octubre de 1586, recibirá como herencia 500 ducados y una casa, poco pero algo típico de aquel entonces para los segundones de casas nobles. En 1588 Pedro de Tassis es nombrado veedor general del ejército de Flandes. Era familia lejana de Carlos Coloma, así que accedió a llevárselo como entretenido con una paga de 40 escudos en el ejército de Alejandro Farnesio.

Los Tercios: Las Formaciones


Los Tercios fueron sin duda alguna la mejor fuerza de combate de los siglos XVI y XVII. Esto fue posible gracias no solo a los soldados que los componían; hombres forjados para la guerra como no había otros en Europa, sino también por lo innovador y revolucionario de sus tácticas de combate, cuyo origen se remontaba a los tiempos del Gran Capitán.

Hoy en día cuesta imaginar cómo era la vida de los soldados de los tercios. Aguantar las penosas condiciones a las que estaban sometidos; el frío, el calor, el hambre, la sed, la falta de pagas... y sobre todo el miedo, algo inevitable cuando rompía el combate. Cervantes, en su inigualable Don Quijote de la Mancha, escribía: "sonaba el duro estruendo de espantosa artillería; acullá se disparaban infinitas escopetas, cerca casi sonaban las voces de los combatientes". Para hacer frente a tales adversidades sería fundamental el entrenamiento y la disciplina, de tal manera que el soldado fuese capaz de aprender y desarrollar las tácticas de combate y mantener el orden en los momentos más complicados de la batalla.

Por tanto los tercios van a desarrollar, a través de dicho entrenamiento y disciplina, una serie de tácticas que los van a convertir en perfectas máquinas de guerra. Algunas de las enseñanzas obtenidas con las tácticas que el Gran Capitán desarrolló durante las Guerras italianas serán el empleo combinado de las fuerzas por mar y tierra; la movilidad de la infantería, capaz de avanzar por cualquier terreno; el uso masivo de las armas de fuego; las formaciones en profundidad, capaces de maniobrar con gran ventaja sobre los enemigos; y la importancia de la elección del terreno. El elemento esencial desde el cual van a partir estas tácticas se encuentra en las formaciones. Los tercios van a desarrollar principalmente tres tipos de formaciones: de batalla, de marcha y de guarnición.