Un 21 de octubre del año 1572 las tropas angloholandesas de Jerome de Tseraart, gobernador de Flesinga, se batían en retirada, tras tener que levantar el cerco de Goes, ante el empuje de los tercios españoles comandados por Cristóbal de Mondragón.
El duque de Alba, enviado en 1567 por el rey Felipe II para sofocar las revueltas protestantes, había logrado recuperar el control del sur de los Países Bajos, pero el norte era otra cosa. Lejos del control de la gobernadora, se habían multiplicado las ciudades en rebeldía. Esto era algo harto costoso de dominar, ya que habría que entrar en una guerra de expugnación de plazas muy costosa y sufrida, algo que España no se podía permitir.
A finales de agosto de 1572, y en el marco de la Guerra de los 80 años, el gobernador calvinista de Flesinga, Jerome de Tseraart, levantaba un ejército para sitiar la plaza de Goes, bajo dominio español. Tseraarts ya había intentado arrebatarle la plaza a los españoles, pero había sido repelido brillantemente por los tercios encargados de su defensa. Ahora armaba una potente fuerza: 4.500 calvinistas flamencos y franceses, respaldados por más de 1.000 protestantes alemanes, bajo mando del propio Tseraart, y unos 2.000 ingleses comandados por Thomas Morgan y Humphrey Gilbert. A estas fuerzas había que añadirles la fuerza naval: más de 40 naos gruesas, mucha artillería y decenas de charrúas, todo ello dirigido por Peterson Worst, uno de los almirantes holandeses de los llamados Mendigos del mar.