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Guerreros: El Coronel Francisco Verdugo
El 13 de marzo de 1537 nacía en Talavera de la Reina Francisco Verdugo. Hijo de carnicera y sin demasiadas oportunidades en el Toledo del siglo XVI, decidió enrolarse en la compañía que en 1556 se encontraba levantando el capitán Bernardino Martín de Ayala, por 1.500 maravedíes, apenas 4 escudos.
A partir de ahí, con 19 años, es donde comienza la andadura de uno de los militares más importantes de la historia de España.
No tardaría en partir rumbo a Nápoles, donde quedó encuadrado en una compañía de arcabuceros perteneciente al afamado Tercio de Saboya. Tras el fallido intento de invasión francesa del Milanesado, el tercio, comandado por el maestre de campo Alonso de Navarrete, se dirigió a toda prisa rumbo a Flandes, para proteger las fronteras del imperio y amenazar el norte de Francia.
Allí se unieron a las tropas de Felipe II, dirigidas por el duque de Saboya, Manuel Filiberto, que invadieron la Champaña y la Picardía francesa para caer sobre San Quintín en 1557. Tuvo Verdugo una destacada actuación, distinguiéndose junto a su compañía en el apoyo a la carga de la caballería española dirigida por el conde de Egmond, y que acabaría deshaciendo los flancos franceses. El propio capitán Julián Romero le propuso para cobrar una ventaja de 8 escudos, algo poco frecuente entre soldados bisoños.
Batalla de Borgerhourt
El 2 de marzo de 1579 las fuerzas españolas, dirigidas por Alejandro Farnesio, príncipe de Parma, vencían a las tropas inglesas y francesas que apoyaban a los protestantes holandeses de la Unión de Utrecht, en la villa de Borgerhout.
Desde su nombramiento en el cargo de gobernador de los Países Bajos, tras la muerte de su tío Juan de Austria, Alejandro Farnesio, que había llegado a Flandes hacía menos de año y medio, había impulsado una extraordinaria labor diplomática y militar que llevó a la firma de la Unión de Arras, con la que las provincias del sur mostraban su compromiso de permanecer leales a la Corona Española.
Los Estados Generales, por su parte, firmaron la Unión de Utrecht el 23 de enero de 1579, ante la amenaza que suponía el imparable avance de las tropas de Farnesio. Bruselas estaba en serio peligro y los protestantes buscaron refugio en Amberes. El príncipe de Parma, a comienzos de año diseñó una estrategia de acoso y derribo contra los protestantes, que le llevó a tomar Weert y a derrotar a las temibles reiters alemanes de Juan Casimiro en Eindhoven y ponerlos en fuga. Entonces decidió sitiar la ciudad de Maastricht, su principal objetivo, de tal forma que quedase expedito el camino hacia la ansiada Amberes.
Por su parte, y dentro de dicha estrategia, el príncipe de Parma envió al coronel español Cristóbal de Mondragón con la misión de aislar los Países Bajos por el este, evitando que los protestantes alemanes pudieran socorrer a los holandeses, y tomando las importantes villas de Strelen, Erkelenz y Kerpen. De este modo Maastricht quedó completamente aislada por el norte y por el este. Por otro lado, los espías del gobernador le habían informado de la presencia de un contingente de selectas tropas de calvinistas franceses, junto a las inglesas y escocesas de John Norreys en la villa de Borgerhout.